Inflación amenaza el despegue de Colombia
La fuerte alza de los precios, impulsada por la acelerada depreciación del peso, tiene el potencial para hundir el consumo de los hogares.
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La economía colombiana registró una mejora en el tercer trimestre, con un crecimiento de 1,2% respecto de los tres meses previos, informó el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Esto se compara con un crecimiento de 0,5% en el segundo trimestre y de 0,9% en el primero. Sobre una base anualizada, el crecimiento fue de 3,2% en el último cuarto, frente a un avance de 2,9% en la primera mitad de 2015. A pesar de estos desarrollos relativamente positivos, el PIB está creciendo por debajo de su tasa potencial de 4,2% y las perspectivas de nuevas mejoras en 2016 no son alentadoras, dadas las restricciones internas como externas.
DANE todavía no ha publicado información del lado de la demanda, pero la evidencia anecdótica sugiere que la economía fue sostenida por un consumo interno aún firme en el tercer trimestre, a pesar de la creciente inflación. La inversión pública siguió proporcionando impulso a las obras públicas, aunque el espacio para la expansión fiscal se está estrechando a medida que los ingresos de las ventas de petróleo se reducen. El sector externo también ha seguido lastrando el crecimiento.
Motores de crecimiento
Los datos del lado de la oferta indican que el comercio minorista, la agricultura y los servicios financieros fueron las principales fuerzas que impulsaron a la economía en el tercer trimestre. El comercio minorista creció en 4,8% año sobre año, sostenido por el dinamismo en hotelería, restaurantes y bares, que refleja en parte la creciente actividad turística. Sin embargo, algunos subsectores mostraron un desempeño inferior, principalmente las ventas de vehículos, que se han mantenido deprimidas, debido a la acelerada depreciación del peso.
La agricultura creció 4,5%, gracias al incremento en la producción de café (que vio un alza en la productividad de 14%), pero la agricultura no café estuvo menos dinámica (anotó un avance de 3,7%), en parte debido a un clima adverso. Los servicios financieros se expandieron en 4,3% apoyados por la actividad de intermediación, que compensó la debilidad en los servicios de bienes raíces y servicios a empresas. El sector de servicios básicos avanzó 3,7% sustentado por la mayor provisión de electricidad y gas a los consumidores.
Menos dinámicos
La minería fue la única actividad que se contrajo en términos anuales, lo que se explica principalmente por la menor producción de petróleo y gas (-1,5% y -1,6%, respectivamente). El sector de la construcción se expandió a una magra tasa de 0,8% debido a que el salto en obras públicas (alza de 8,5%) fue contrarrestado por un drástico declive en los proyectos residenciales y no residenciales.
Panorama nublado
La creciente inflación (la tasa anual fue de 6,4% en noviembre), impulsada en parte por una depreciación más acelerada de la divisa en el último trimestre de 2015, tiene el potencial para hundir el consumo de los hogares, poniendo así en peligro las perspectivas de crecimiento de sectores como el retail, consumo privado y algunos servicios en el futuro. Las restricciones a la producción mantendrán debilitadas las actividades clave en la agricultura no café y minería, mientras que las limitaciones fiscales van a seguir afectando la provisión de ciertos servicios sociales. Sin embargo, los efectos de base van a favorecer a sectores como las manufacturas, que estuvo estancado el año pasado.
El movimiento de los precios internacionales del petróleo también va a seguir teniendo un efecto negativo en el desempeño económico general. Aunque la Economist Intelligence Unit espera que los precios del petróleo comiencen a repuntar desde sus actuales mínimos de cerca de US$ 40 por barril (Brent), ahora pronosticamos un precio promedio para 2016 de sólo US$ 53 (desde US$ 60 en nuestro pronóstico anterior), lo mismo que el promedio para 2015. El estancamiento en el crecimiento de los ingresos petroleros va a complicar particularmente al gasto del gobierno.
El principal factor que va a limitar el crecimiento el próximo año será el agresivo endurecimiento que el Banco de la República (Banrep, el banco central) ha venido implementando desde el tercer trimestre. Ha elevado la tasa de interés en 100 puntos base desde septiembre, a 5,5% en la actualidad. Banrep probablemente seguirá endureciendo al menos durante el primer trimestre de 2016 —ahora esperamos dos nuevos incrementos de tasas— en un esfuerzo por contener la inflación y reanclar las expectativas inflacionarias, al igual que para responder a la esperada alza de tasas por parte Estados Unidos. Un potencial regreso de la volatilidad en el mundo de los mercados financieros también representa un riesgo para el crecimiento del PIB, ya que golpearía la confianza de los inversionistas y llevaría a nuevas salidas de capital, poniendo más presión al tipo de cambio en Colombia.
Dados los resultados de las cuentas nacionales del tercer trimestre, podríamos ajustar nuestra estimación para el crecimiento de todo 2015 ligeramente al alza; actualmente se encuentra en 2,7%.
Para 2016, en tanto, no esperamos que el crecimiento supere 2,8%, con riesgos a la baja, debido a esta variedad de factores en el ámbito interno y externo.