Datos revisados revelan deterioro mayor de lo estimado en Argentina
El déficit de cuenta corriente era 50% más alto que lo calculado antes.
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En la mayor entrega de datos económicos oficiales revisados, el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina (Indec), publicó estadísticas revisadas de la balanza de pagos para el período 2010-2014, junto con estimaciones preliminares para 2015.
Estas muestran que el déficit de cuenta corriente era un 50% más alto que lo calculado previamente, a un promedio anual de US$ 7.300 millones en 2010-2015.
Los datos de 2015 son quizá los más llamativos. Ellos muestran un déficit de cuenta corriente de US$ 15.900 millones, o un 2,6% del Producto Interno Bruto estimado.
Previamente, los datos del primer semestre de 2015 habían sugerido un déficit para todo el año de cerca de US$ 9 mil millones, o 1,5% del PIB.
La mayor parte del ajuste se ha producido en la cuenta comercial, que al parecer anteriormente exageraba sistemáticamente el nivel de ganancias por las exportaciones.
Los datos revisados muestran que el superávit comercial bajó más rápido de lo que se pensaba previamente, y de hecho se transformó en un déficit en 2015.
También hubo revisiones sustanciales a los datos sobre los débitos de ingresos, aun cuando no está claro si esto refleja pagos de intereses o pagos de ganancias.
Revisiones a la cuenta de capital muestran menores flujos de salida netos de lo estimado previamente por el Indec.
Esto se explica casi totalmente por menores “otros” flujos de salida de capital netos, de lo declarado previamente.
Esto sugiere que los controles de capital fueron más efectivos de lo que se había pensado, y que los influjos extraordinarios (incluyendo los influjos resultantes de un swap cambiario con China en 2014-2015) también fueron más altos de lo declarado previamente.
Esto ayudó a compensar una revisión a la baja en los datos de ingreso de inversión extranjera directa.
Hablando más ampliamente, los nuevos datos presentan un panorama de un sector externo más débil, en el cual desequilibrios crecientes han sido compensados en los últimos cinco años por controles cada vez más estrictos y acceso a flujos de ingresos ocasiones que no han solucionado los problemas estructurales subyacentes.
Los datos también sugieren que el desafío de mejorar la competitividad comercial podría ser mayor a lo pensado previamente.