Aécio Neves, el candidato presidencial del centrista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y ex gobernador del estado de Minas Gerais, terminó segundo en la primera ronda de las elecciones presidenciales de Brasil el 5 de octubre, ganando su pase al balotaje, donde se enfrentará a la actual presidenta Dilma Rousseff del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).
Neves es el favorito de los empresarios brasileños y se cree que un gobierno bajo su mandato aplicaría políticas más amigables para las empresas, distanciándose de la senda del actual gobierno.
El segundo lugar de Neves en la primera ronda —aunque era esperado al inicio de la campaña— llegó como una sorpresa de último minuto: muchas encuestas le daban el tercer lugar tras el ingreso de Marina Silva del Partido Socialista Brasileño (PSB) a la carrera en agosto, tras la muerte del referente del PSB, Eduardo Campos. En vez de eso, Neves obtuvo 34% de los votos, derrotando a Silva por doce puntos, y ubicándose ocho puntos por detrás de Rousseff.
Un triunfo de Neves sería una señal de un cambio de dirección en Brasil, aunque los desafíos legislativos podrían obstaculizar un giro más pronunciado.
El favorito de los inversionistas
Neves es un economista con experiencia y un partidario de la doctrina implementada por el ex presidente del PSDB, Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), que según muchos fue quien hizo posible el crecimiento experimentado por sus sucesores del PT desde 2003.
Esta plataforma propone políticas económicas ortodoxas, y reformas destinadas a apoyar a las empresas, incluyendo reformas tributarias, ajustes a los programas sociales, e inversión en infraestructura, un plan que Neves implementó durante su período como gobernador de Minas Gerais, el segundo estado con mayor población de Brasil, y donde ganó una reputación de administrador eficiente. Neves está siendo asesorado en asuntos económicos por Armínio Fraga, que se desempeñó como presidente del Banco Central de Brasil (BCB) entre 1999 y 2002, bajo el gobierno de Cardoso; si es electo presidente, Neves probablemente designará a Fraga como ministro de Hacienda.
Por lo tanto, de los dos candidatos, su plataforma económica es la más amigable con las empresas. Neves ha hecho llamados a reducir la notoria burocracia brasileña y simplificar las laberínticas regulaciones que son conocidas como el "costo Brasil".
Propone achicar el gobierno federal reduciendo el número de ministerios desde los 39 actuales para reducir la burocracia, aumentar la transparencia y rebajar costos. Ha prometido impulsar una reforma tributaria dentro de los primeros días de su gobierno que recortaría la carga sobre las empresas y la inversión, y reemplazarla con un IVA. También se ha comprometido a aumentar la inversión en infraestructura a 5% del PIB —la cifra sugerida por el Banco Interamericano de Desarrollo, y el doble que el actual promedio de la región— a través de mayor cooperación con el sector privado.
También ha defendido poner fin paulatinamente a los subsidios a la electricidad y a la gasolina, que han afectado a las empresas y a la rentabilidad de compañías estatales como la petrolera Petrobras y la eléctrica Eletrobras. Aún más, se ha propuesto buscar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea para aumentar las exportaciones de Brasil (que actualmente equivalen sólo a 12,6% del PIB), y distanciarse de los países de Mercosur, la unión aduanera en la que participa junto con Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
En el frente fiscal, Neves ha dicho que quiere reducir la meta central de inflación a 3,5% (actualmente está en 4,5%, con un rango de tolerancia de dos puntos porcentuales hacia arriba y hacia abajo, pero que ha excedido este margen consistentemente durante los últimos dos años y que hoy se ubica en 6,8%), además de darle mayor autonomía al BCB.
Neves culpa a las intervenciones del gobierno bajo el mandato de Rousseff por la actual recesión y elevada inflación. También ha dicho que pretende lograr un superávit de presupuesto, a través de recortes de costos y crecimiento económico, reducir la carga de deuda del país, anticipándose particularmente a una esperada alza en las tasas de interés de la Reserva Federal de EEUU en 2015-16 que encarecerá el endeudamiento internacional.
Para ello, también es probable que reevalúe algunos de los programas sociales del país, incluyendo las pensiones estatales y que reconsidere las fórmulas usadas para calcular los incrementos en el salario mínimo, que en ocasiones ha visto alzas anuales de dos dígitos bajo el PT.
Sin embargo, Neves ha prometido mantener los programas de combate a la pobreza, como el popular Bolsa Familia. Neves asegura que su plataforma va a llevar a Brasil de regreso al crecimiento mejorando la confiabilidad, competitividad y apertura del país. De hecho, las reformas que él propone son exactamente las mismas que los inversionistas piden.
Replicando sus logros como gobernador de Minas Gerais, espera incrementar las inversiones en el país desde 16,5% del PIB actualmente a 24% para 2018.
Implementar cambios
Con una plataforma económica tan ambiciosa, Neves probablemente afrontará desafíos para su implementación si es elegido. Se espera que el resultado de la segunda vuelta sea muy estrecho, lo que significa que carecería de un mandato suficientemente fuerte como para introducir cambios drásticos. Más aún, tras las elecciones del 5 de octubre, el Congreso brasileño está ahora conformado por 28 partidos, seis más que antes. En la Cámara de Diputados (cámara baja), ningún partido tiene más de 70 de los 513 asientos: el PT controla 70, el centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) posee 66, el PSDB de Neves tiene 54, y el resto está dividido entre los otros 25 partidos más pequeños.
Los cambios a la Constitución, que se necesitarían para reformar los códigos tributario y laboral, requieren al menos 308 votos en la cámara baja. Tradicionalmente, esta fragmentación ha exigido la creación de coaliciones y concesiones políticas para sacar adelante las iniciativas, lo que ha frenado una reforma real.
La propuesta de Neves de reducir el número de ministerios —nombramientos que han sido piezas de negociación clave para estas alianzas— reduciría aún más sus posibilidades de sacar adelante las reformas. Aunque Neves ha planteado una agenda atractiva para la comunidad empresarial del país, aplicarla será un verdadero desafío.