El déficit fiscal primario del sector público en Brasil llegó a 25.500 millones de reales (US$ 10.200 millones) en septiembre, comparado con un déficit de 14.500 millones de reales en agosto. El resultado acumulado en doce meses a septiembre arrojó un superávit primario de 31.100 millones de reales, equivalente a 0,6% del PIB, comparado con un superávit de 47.500 millones de reales, 0,9% del PIB, en agosto. La cifra a doce meses incluye ingresos excepcionales registrados a fines de 2013. Así, en el año a la fecha, el déficit asciende a 15.300 millones de reales, comparado con un superávit de 45 mil millones de reales en igual período del año pasado.
El resultado para septiembre fue el peor que se haya registrado hasta ahora y sepultó las esperanzas del gobierno de alcanzar su meta de superávit primario de 99 mil millones de reales, o 1,9% del PIB este año. Septiembre marcó el quinto déficit primario consecutivo este año, luego de que el gobierno de Dilma Rousseff, recientemente reelecta, incrementara el gasto en anticipación de las elecciones de octubre. En tanto, una economía que pierde dinamismo y los incentivos para tratar de impulsar la actividad han reducido significativamente los ingresos tributarios.
El saldo negativo de septiembre incluye un déficit primario del gobierno central de 21 mil millones de reales, y brechas de 3.100 millones de reales y de 1.400 millones de reales de los gobiernos regionales y las empresas estatales, respectivamente. En agosto el gobierno central registró un déficit de 12 mil millones de reales, mientras que los regionales y las firmas estatales anotaron déficit de 2.300 millones de reales y 173 millones de reales. En los doce meses a septiembre, el déficit total, incluyendo intereses sobre la deuda, fue de 249.700 millones de reales, equivalente a 4,9% del PIB, comparado con 4% del PIB el mes anterior.
Peligra la meta
Con los resultados de septiembre, Brasil corre el riesgo de registrar su primer déficit primario anual en casi 20 años. Arno Augustin, el secretario del Tesoro, dijo que la meta de superávit primario tendrá que ser revisada, y también avizoró aumentos en el monto que el gobierno puede deducir de la meta. Como parte del presupuesto 2014, el gobierno ya tiene permiso para deducir hasta 67 mil millones de reales, principalmente de inversiones en obras públicas. A la luz de los últimos datos, nuestro pronóstico de que el gobierno logrará un superávit primario de 1,2% del PIB implica riesgos a la baja, aunque deducciones adicionales a la meta oficial agregan alguna incertidumbre al resultado total.
Aunque los inversionistas ya están acostumbrados a estos trucos contables, no ayudan a restaurar la confianza en la política fiscal o calmar las preocupaciones acerca de cómo pretende Rousseff llevar el superávit primario a un nivel más sustentable desde el punto de vista de la deuda de entre 2% y 2,5% del PIB. Excluyendo los trucos contables, el balance primario subyacente está cerca de cero. El deterioro de las finanzas públicas y el estancamiento económico han elevado el ratio deuda pública bruta/PIB a 61,7% en septiembre, desde 56,5% en diciembre.
Aguardando a Barbosa
El favorito para reemplazar a Guido Mantega como ministro de Hacienda es Nelson Barbosa, su ex subsecretario y un cercano confidente de Rousseff. Desde su partida, ha manifestado que el gobierno debe elevar el superávit primario a 2%-2,5% del PIB en forma gradual. Pero con el débil panorama económico eso será difícil sin subir los impuestos. Y el gobierno no parece tener apuro para establecer un plan fiscal a mediano plazo, lo que ha afectado el ánimo de los inversionistas.