La producción industrial más débil desde la crisis financiera y la desaceleración de la inversión y las ventas minoristas dejaron al primer ministro chino Li Keqiang entre la espada y la pared: o aplica estímulo o el país no alcanzará su meta de crecimiento de 7,5% de este año.
La producción de las fábricas se elevó 6,9% en agosto, frente al mismo mes del año anterior, su menor ritmo en cinco años, informó la oficina nacional de estadísticas. Las ventas minoristas, en tanto, aumentaron 11,9% y la inversión en activos fijos en el período enero-agosto se incrementó 16,5%.
Los datos muestran que el impacto de la crisis del sector inmobiliario en la economía se está profundizando, y ponen presión a las autoridades. Una de las opciones es bajar los requerimientos de reserva de los mayores bancos del país, dijo a Bloomberg el economista jefe para la Gran China de Australia & New Zealand Banking Group, Liu Li-Gang. Según Liu, los bancos comerciales estatales son la principal fuente de financiamiento para el sector industrial de China. “Si no extienden más crédito es difícil ver una reaceleración en el crecimiento para el resto del año”.
ANZ estima que la expansión podría desacelerarse a entre 6,5% y 7% en el tercer trimestre, respecto del año anterior, si los datos de septiembre también son débiles. China se expandió 7,5% entre abril y junio.
Las acciones, los metales y las monedas cayeron, ya que los datos hicieron que los analistas bajaran sus pronósticos de crecimiento.
“Este es un llamado de atención muy importante de que debemos hacer más”, afirmó a Bloomberg la economista jefe para la Gran China de Morgan Stanley, Helen Qiao.
“Esperamos que el gobierno lance medidas, como impulsar la infraestructura y otras inversiones, relajar las políticas del mercado inmobiliario y adoptar más medidas de alivio monetario”, aseguró el economista jefe para la Gran China de Royal Bank of Scotland Group (RBS), Louis Kuijs, en una nota a clientes.
RBS bajó su pronóstico para el crecimiento de este año a 7,2%, desde 7,6%, citando la debilidad del impulso. Barclays, por su parte, bajó su estimación a 7,2%, desde 7,4%.