Tras sorprender con una sólida expansión de 4% en el segundo trimestre, EEUU es hoy una de las pocas economías que permanece firme, en medio del estancamiento de los emergentes y la recaída de Europa.
Así está demostrando el creciente optimismo de los hogares estadounidenses. El índice de confianza de los consumidores se empinó en agosto a su nivel más alto en casi siete años. El indicador llegó a 92,4 puntos este mes, su nivel más alto desde octubre de 2007, superando las proyecciones de los economistas que en promedio apostaban a una lectura de 89 puntos.
El barómetro de la demanda parece confirmar que la mayor economía del planeta seguirá cobrando fuerza en el segundo semestre, a medida que mejora el mercado laboral y las acciones en Nueva York siguen marcando récords.
Los estadounidenses tienen una de las tasas más altas de participación de los hogares en el mercado bursátil, y las alzas de las acciones repercuten en un efecto riqueza.
“La confianza de los consumidores puede sostenerse en estos altos niveles e incluso crecer un poco más”, comentó a Bloomberg Jim O’Sullivan, economista jefe de High Frequency Economics. “El principal motor es el mercado laboral y las cifras han estado mostrando una mejora”.
El sub índice que recoge la cantidad de estadounidenses que piensa que el empleo está recuperándose llegó a 18,2%, el máximo desde marzo de 2008.
A llenar las bodegas
Pero, así como la confianza de los consumidores está mejorando, la contraparte es que las empresas están incrementando sus pedidos a fábricas para reponer existencias, en una apuesta a que el gasto seguirá firme. Los pedidos de bienes durables se dispararon a un récord de 22,6% en julio, mientras que el dato de junio fue revisado al alza a 2,7%.
Aunque los números del mes pasado estuvieron influenciados por un salto en la demanda por aviones y autos, las cifras de junio recogen un alza en las órdenes de computadores, equipos electrónicos y maquinaria.
“Todo está comenzando a cuadrar. Estamos viendo señales de que la inversión de las empresas se está recuperando. El aumento en la confianza de los consumidores es un reflejo de las condiciones en el mercados laboral, que tiene positivas implicancias para el gasto de los consumidores”, explicó Aneta Markowska, economista jefa para EEUU de Societe Generale.
La mejora podría ser confirmada mañana, cuando el Departamento de Comercio revise las cifras del PIB del segundo trimestre.
Burbuja desinflada
Más análisis requiere el índice S&P Case-Shiller de precios de las viviendas en 20 grandes ciudades de EEUU, que aumentó 8,1% anual en los doce meses a junio, su menor avance desde comienzos del año pasado.
Aunque los precios de las viviendas son un indicador clave para la riqueza de los hogares, porque la renegociación de hipotecas libera recursos para consumo, un crecimiento moderado es bien visto por los economistas, que temen que un excesivo repunte termine en una nueva burbuja en el sector, como la que llevó a la crisis subprime en 2008.