El Banco Central Europeo rebajó ayer fuertemente sus previsiones macroeconómicas para la zona euro, tanto de crecimiento como de inflación, confirmando que la crisis del bloque está lejos de terminar. Además, dijo que en enero del próximo año evaluará los estímulos aplicados hasta ahora para decidir si inicia un programa de compra de bonos.
Según el BCE, la economía europea crecerá 0,8% en 2014, por debajo del 0,9% previsto en su última estimación de septiembre. Pero donde se produce el mayor recorte es en sus previsiones de 2015, que bajan 0,6 puntos porcentuales hasta 1%.
Para 2016, la economía de la eurozona crecerá un 1,5% y no un 1,9%, como esperaba anteriormente.
Asimismo, auguró un Índice de Precios al Consumidor de 0,5% para 2014, una décima menos de lo estimado en septiembre, y de 0,7% para el próximo año, desde el 1,1% anterior.
La zona euro tiene un objetivo de inflación cercano, pero por debajo, de 2%.
Mario Draghi señaló el impacto de la situación en la demanda doméstica y las exportaciones y advirtió que predominan los riesgos a la baja.
"En concreto, la débil actividad económica de la zona euro, junto con los elevados riesgos geopolíticos tienen el potencial de disminuir la confianza y especialmente la inversión privada", afirmó.
Mantuvo las tasas
El BCE mantuvo además las tasas de interés en el mínimo histórico de 0,05%, en su intento habitual por apoyar la coyuntura económica y evitar así la recesión.
Tampoco modificó la tasa de préstamos marginal, que redujo a 0,3% en septiembre, ni la de depósito marginal, que llevó a terreno negativo por primera vez en la historia en junio pasado y que desde entonces se ubica en -0,2%.
En la conferencia de prensa posterior a la reunión, en Frankfurt, Draghi afirmó que "a principios" de 2015 se llevará a cabo una evaluación de los estímulos monetarios llevados a cabo hasta entonces, la expansión del balance del organismo y las perspectivas para la estabilidad de precios para decidir nuevas medidas "si fuera necesario".
El banquero precisó que no es necesaria la unanimidad en el consejo para lanzar un programa de compra de deuda, y que es suficiente con una amplia mayoría.
Draghi dijo además estar vigilando el efecto a mediano plazo de la caída en los precios del petróleo. "Los cambios en el precio del petróleo son muy significativos –desde junio el precio del petróleo ha disminuido 30%-, se necesita una evaluación cuidadosa... Tenemos que analizar el efecto directo, el efecto indirecto y si va a haber efectos de segunda vuelta", aseveró.
Agregó que, en caso de que sea necesario abordar los riesgos de un período demasiado prolongado de baja inflación, el consejo de gobierno "se mantiene unánime en su compromiso de usar instrumentos no convencionales adicionales".