Más de un año duró el proceso de quiebra de la cadena supermercadista Bigger, que en mayo del año pasado solicitó a la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento la liquidación voluntaria, de manera de poder saldar deudas por unos US$ 6,5 millones, pero teniendo que cerrar los 23 locales entre Antofagasta y Coyhaique.
Según detalla el liquidador, Cristian Herrera, la próxima semana se concretará el último remate de activos, que contempla un saldo de equipamiento de oficina y maquinarias, para poner fin al proceso. "Después de eso esperamos el último reparto de fondos y finalizamos la quiebra", dijo.
Sin embargo, a los proveedores que tenía la cadena, los recursos recaudados, que sumaron $ 579 millones hasta el momento, no alcanzaron para saldar los pendientes.
Los principales acreedores de Bigger eran Agrosuper con $ 480 millones, CCU con $ 347 millones y Unilever con $ 270 millones, sumado a Watt’s, Danone, entre otros. Herrera detalla que “a los proveedores no se les pagará nada, porque la plata no alcanza. Todo lo que se recaudó se destinó a pagar lo que se les debía a los trabajadores en término de remuneraciones y leyes sociales".
Esto se dio porque Bigger no tenía propiedades –ya que todas era arrendadas- eran muy pocos los activos que manejaban, “entonces lo que se remató fue toda la mercadería que había y uno que otro camión, por eso la recaudación fue baja”.
En total, la deuda con los trabajadores por concepto de indemnización por término de contrato y salarios pendientes bordeaba los $ 420 millones.
Respecto a los créditos, Herrera comentó que todos fueron impugnados y “si bien se llegó un acuerdo con la mayoría de los proveedores previo a la liquidación voluntaria de la empresa, lamentablemente las condiciones comerciales ofrecidas por proveedores claves hicieron imposible la continuidad operativa de la compañía".