El gigante online Amazon ya es de ladrillos y concreto. O al menos su librería. En la mañana de ayer, Amazon Books abrió sus puertas en la ciudad estadounidense donde la empresa tiene su sede, Seattle. Tras más de un año rumoreándose que la primera librería física de Amazon se abriría en Nueva York, la firma liderada por Jeff Bezos decidió apostar por jugar en casa para construir un espacio “que integre los beneficios del espacio online y del offline”.
La decisión llega en un momento de rápido crecimiento en las ventas de libros electrónicos, lo que reduce la capacidad de Amazon para ganar cuota de mercado entre los retailers tradicionales, consignó el periódico británico Financial Times.
La librería dispondrá de un catálogo relativamente pequeño de libros (6.000 títulos según el diario Seattle Times, el único que ha accedido a la tienda) al mismo precio que en la web. Los títulos serán seleccionados en base a las recomendaciones (de 4,8 puntos o más) de los clientes y las ventas en el sitio de Amazon.com.
“Hemos puesto los conocimientos adquiridos durante 20 años vendiendo libros online en una tienda, de modo que se integran los beneficios de la compra en Internet y en el mundo físico”, explicó la vicepresidenta de Amazon Books, Jennifer Cast, en el blog de la empresa. El cliente podrá además probar los dispositivos electrónicos de Amazon, tales como el Kindle o las tabletas Fire.
La decisión de Amazon no dejará indiferente al sector librero tradicional, que con frecuencia culpa al gigante online por la caída en sus ventas. Pero también pone de manifiesto que la predicción de hace sólo cuatro años de que el mundo digital devoraría al físico no se cumple aún.
Aunque a las librerías tradicionales les cuesta igualar los precios, alcance y canales de distribución más baratos de Amazon, siguen contando con dos importantes ventajas a su favor: permiten a los clientes revisar el producto antes de comprarlo y llevárselo inmediatamente sin necesidad de despacho.