¿Quién tira la primera piedra?

Milton Friedman, padre de la Escuela de Chicago y Premio Nobel de Economía en 1969, decía por esos años que la única responsabilidad social de las empresas era cumplir con lo que la ley ordena, con sus accionistas y hacer rentable la compañía. Pero hoy, quienes promovemos el desarrollo consciente, hacemos un llamado constante a que el rol de éstas busque la rentabilidad desde una perspectiva equilibrada, actuando en torno a marcos más exigentes a la ley imperante y procurar ser conscientes de sus acciones fortaleciendo su estrategia.

Las empresas en sí mismas son espacios inertes, que cobran vida por los individuos que en ella coexisten, son espacios de aciertos y errores humanos. No podemos hacer responsable a una compañía, sino a personas, si prima el juicio colectivo sólo logramos diálogos de sordos.

Debemos tener claro que no son la mayoría de las empresas las que han actuado mal. Son muchas las que han llevado un camino digno y proactivo y muchas las que comienzan a construir uno sostenible. Son más las que reconocen errores y que anhelan recorrer la ruta de la reinvención y buscar comprometidamente un desarrollo ético, sostenible y consciente.

En Empresas Conscientes creemos que parte del camino para ello está en que cada entidad quiera escuchar y descubrir cuál es su rol en esta sociedad, que se impregne de una cultura y liderazgo consciente y sostenible, que siga generando utilidades -son empresas-, pero que a la hora de obtenerlas prime la cordura y la sensatez.

Para concluir cito a quien fuera gerente de Recursos Humanos en una minera: “Me han llamado al lado oscuro muchas veces, pero querer besar a mí hija antes de dormir y decirle que duerma bien y en paz, sintiéndome en paz conmigo mismo, es mí motivo de existir y de vida”.

Los negocios deben ser rentables, pero deben comprender también el rol que tienen en la sociedad. Quienes identifiquen y trabajen por una realidad social justa, con respeto, serán quienes logren ser sostenibles y conscientes en el tiempo.