El destacado científico Pablo Valenzuela, creador de la vacuna contra la hepatitis B, un test para detectar la hepatitis C y el sida en bancos de sangre, entre otros, busca revolucionar el tratamiento del cáncer.
A través de la empresa Andes Biotechnologies, del cual es presidente y fundador junto a Luis Burzio y Arturo Yudelevich, lograron crear un innovador método (desarrollado por Burzio) para combatir diversos tipos de esta enfermedad, al que cataloga como “sano y eficaz”, pues no genera efectos adversos o daños colaterales a los pacientes. ”Tenemos que pasar a la etapa clínica y probarlo en humanos. Estamos buscando una colaboración o financiamiento porque un estudio clínico vale entre US$ 200 a US$ 300 millones que no tenemos”, explica el investigador y Premio Nacional de Ciencia Aplicadas y tecnológicas.
La firma nació al alero de la Fundación Ciencia & Vida, creada hace 15 años por Valenzuela y otros investigadores para conectar la investigación y desarrollo en torno a las ciencias biológicas (la biomedicina o salud humana, por ejemplo) con diferentes sectores productivos.
Hoy manejan ocho grupos de investigación, y recursos anuales en torno a los US$ 5 millones entre fondos públicos y privados. Sin embargo, acota, que el desafío pendiente de la fundación es lograr la sustentabilidad financiera que les permita no depender de fondos públicos. “Por eso es que estamos muy entusiasmados con el proyecto del cáncer porque ha sido muy exitoso, y tarde o temprano va a generar fondos que van a permitir la sustentación”, señala.
Resultados y nuevas generaciones
De a poco la fundación ha ido logrando resultados concretos. A la fecha han creado cuatro spin off: Andes, Grupo Bios, Biocell y Phage Technologies, este último, enfocado en biotecnología para alimento animal y humano.
Además, han abierto nuevas áreas de negocios, como la editorial Ciencia & Vida, para difundir y crear contenido científico, donde se destaca por ejemplo, “Pioneros: el inicio de la Biología experimental en Chile”. ”Son proyectos y cifras muy buenas para un grupo pequeño de no más de 20 personas, donde hemos logrado formar un pequeño parque tecnológico. El país tiene que apurarse e interesarse por la investigación y la ciencia, ya que es fundamental para el desarrollo social y económico de los países. Es un paso difícil para aquellos que están en vías de desarrollo”, indica.
Hoy es el director científico de la fundación y considera que ya es hora de ir “pasando el bastón” a generaciones más jóvenes. Se quiere desligar del día a día en los próximos cinco años.