Conseguir una cereza de calidad, de buen tamaño, dulce, firme y con larga vida en poscosecha es el objetivo del proyecto “Mejoramiento Genético de Cerezo Dulce”, liderado por la investigadora Marlene Ayala, académica de la Facultad de Agronomía de la Universidad Católica (UC).
El proyecto se enmarca en el Consorcio Tecnológico de la Industria Hortofrutícola S.A, que surgió de una alianza estratégica entre la UC, la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (Asoex) y un grupo de 27 empresas frutícolas, con la finalidad de generar nuevas variedades frutales que se adapten a las condiciones agroclimáticas y necesidades comerciales del país. El proyecto es financiado por las empresas socias y aportes de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) e InnovaChile de Corfo.
Hoy, casi el 100% de las variedades de cerezo utilizadas en Chile son importadas desde Estados Unidos, Canadá, Hungría o Italia. El problema, es que éstas no se adaptan completamente a las condiciones agroclimáticas y necesidades de nuestro mercado de exportación, generando mermas a los productores.
“En este contexto nace la necesidad de desarrollar nuestras propias variedades de cerezas que se adapten a las diferentes condiciones agroclimáticas del país y permitan al productor obtener buenos rendimientos, fruta de calidad y puedan llegar a mercados distantes en buena condición”, afirma Ayala. Precisa, por ejemplo, que una cereza exportada desde Chile al continente asiático, además de poseer una excelente calidad, tiene que tolerar, al menos, 40 días de viaje antes de ser consumida en el país de destino.
Es por ello que las nuevas variedades, indica la investigadora, deben ser “altamente productivas o autofértiles, producir fruta de calidad (grande, dulce y firme), ser tolerantes a la partidura y daño mecánico y resistir condiciones de temperatura menos frías, para crear huertos en el norte del país”.
Próximos pasos
Actualmente, se están realizando cruzamientos asistidos en diferentes zonas del territorio, específicamente, entre las regiones IV y VII.
“El impacto de este proyecto será muy alto porque, como país, somos el principal productor de cerezas del Hemisferio Sur. Nuestras cerezas son exportadas en contra estación a países que no las tienen en invierno. Nuestros competidores son Australia, Nueva Zelanda y Argentina, pero Chile los supera ampliamente en volumen producido y exportado”, argumenta la académica.
El próximo paso, comenta Marlene Ayala, es agilizar los resultados del mejoramiento genético tradicional con diferentes herramientas biotecnológicas, tales como la genómica avanzada y marcadores moleculares. El uso de estas herramientas permitirá acelerar la selección de nuevas variedades de cerezos, privilegiando individuos con fruta de calidad y bajo requerimiento de frío invernal, el cual es necesario para promover una buena floración y cuaja de frutos, especifica.