Las celúlas de órganos como el pulmón, colon y estómago tienen en su superficie un receptor (EGFR) que estímula su producción. Este receptor es clave tanto en el desarrollo embrionario como en la reparación de tejidos de un niño o adulto, y en ocasiones y por causas genéticas o mutaciones, comienza a emitir señales exageradas que pueden contribuir a la aparición de cáncer.
Con el fin de generar drogas que permitieran atacar la acción de este receptor, la Universidad Católica (UC) comenzó a impulsar hace más de diez años, diversas investigaciones que apuntaban a inhibir la sobreproducción de células cancerígenas, pero con mecanismos alternativos a los tratamientos dirigidos que hoy ofrece la medicina. Fue así como en 2008 lanzaron el proyecto “Generación y Desarrollo de Nuevos Fármacos para el Tratamiento de Cánceres dependientes del EGFR”, en el que se han invertido en total $ 733 millones ($ 450 millones aportados por Conicyt) y cuyo objetivo es ofrecer una terapia complementaria a estos tratamientos, cuando los anteriores hayan fallado. “Nuestra estrategia es distinta, porque en vez de dirigir las drogas directamente hacia las moléculas del receptor, hemos descubierto una forma de disminuir la acción de ese receptor sobre el cáncer haciendo que las células se lo traguen para que no esté más en la superficie. De esta forma, deja de recibir señales que estimulan la multiplicación celular”, explica Alfonso González, académico de la Facultad de Medicina de la UC y líder del proyecto.
Agrega que la propuesta ayudaría a un gran porcentaje de pacientes que no responden a las terapias o, que si responden, a los pocos meses desarrollan resistencia. “Queremos probar la hipótesis de que podemos atacar la célula tumoral inhibiendo la acción del receptor. Ya hemos hecho pruebas de laboratorio en células de cultivo de cáncer de estómago, glioblastoma y pulmonar, pero queremos ampliarlo a otros cánceres como mama, ovario y próstata”, apunta.
La investigación, que cuenta con patentes en Chile y el extranjero, concluye en abril de 2014, por lo que comenzarán a buscar inversionistas que financien las etapas siguientes y poder así diseñar tratamientos clínicos.