Con el fin de demostrar que era posible ofrecer a estudiantes vulnerables educación de calidad y que obtuvieran los mismos resultados académicos que alumnos de sectores acomodados, nació hace 25 años la Fundación Astoreca, una organización educacional que hoy cuenta con tres establecimientos educacionales y que proyecta a 2017 sumar un cuarto.
Los colegios operan bajo un modelo que integra un directorio general a cargo de la fundación y consejos directivos en cada institución los que están compuestos por empresarios, quienes apoyan y acompañan la labor de la dirección educacional, tomando decisiones sobre su gestión, administración y financiamiento.
Son establecimientos particulares subvencionados, en los que la diferencia no la ponen los apoderados, sino las empresas y colaboradores que actúan como padrinos de sus alumnos aportando el equivalente a 1 UTM mensual.
San Joaquín, ubicado en Renca fue el primer colegio en abrir sus puertas en 1990 bajo este concepto, luego en 2005 se sumaría el colegio San José y en 2014 San Juan, estos dos últimos en la comuna de Lampa. A ellos se accede a través de sorteo -vía tómbola- y sólo se privilegia a hermanos de alumnos.
Ignacio Iruarrizaga, vicepresidente de Fundación Astoreca y gerente general de Inmobiliaria Dical, comenta que la mayor particularidad y valor de su trabajo es que se asemeja al de una emperesa. Existe una dirección general, compuesta por 11 directores, entre ellos, Francisco Vial Bezanilla de Ingevec, Pedro Tagle Quiroz de Eduentretención S.A., Roberto Lecaros Villarroel de Elecmetal y Pelayo Larraín Aspillaga junto a José Manuel Poblete Jara de DLP Constructora, entre otros, quienes destinan tiempo para asistir semanalmente a reuniones con la comunidad en los colegios y aportar a su gestión. “No es lo mismo reunirse en tu oficina en El Golf que venir hasta Renca y ver el colegio en funcionamiento si está sucio o si se llovió en invierno. El grado de involucramiento es mayor y eso ha contribuido al éxito de los proyectos”, indica Iruarrizaga.
A 25 años de iniciada su labor sus resultados son positivos, impactando en la educación de niños y jóvenes. Su gerente, Anamaría Lyon, destaca que el objetivo fundamental es que los alumnos obtengan los mismos resultados en el Simce que los colegios particulares pagados.
“Los puntajes Simce de nuestros establecimientos bordean los 300 puntos que corresponde a puntajes de colegios particulares pagados y esto nos sitúa entre el 5% de los mejores colegios del país”, afirma.
A esto se suma que el 93% de los alumnos continúan con estudios técnicos o universitarios y la deserción escolar es nula, comenta Lyon.
Junto con poner énfasis en la formación de escolares también han crecido al alero de la fundación otras iniciativas como cursos de capacitación para profesores y una editorial.