"Nuestra civilización... está fundada en el carbón"
George Orwell
El viernes pasado, Kellingley, la última mina de carbón a tajo cerrado de Inglaterra cerró sus puertas, un signo de que la revolución industrial termina. Sin embargo, las ideas asociadas a un mundo de chimeneas y el progreso basado en la explotación de recursos naturales todavía parece subsistir.
Marx siempre pensó que la revolución del proletariado se iniciaría en Inglaterra, dada la explotación que observó en las clases trabajadoras. Pero no fue así. Marx ni siquiera habría imaginado que a fines del siglo XX la revolución digital originaría un nuevo ciclo de creación de riqueza y una forma de sociedad mas abierta (Internet) y crítica (redes sociales). Es por eso que hoy es difícil encontrar una izquierda que se identifique con las clases trabajadoras.
Basta darse una vuelta por las salitreras, Lota o viajar a Cuba, y ver que aquello ya es historia. Reliquias donde la máquina y la producción reinaban sobre las personas. Hoy, máquinas y robots no nos miran con ojos de dominio y explotación, sino para hacernos la vida más fácil o bien, para reemplazarnos en nuestros trabajos.
Erik Brynjolfson de MIT y Andrew McAffee han demostrado el impacto que la economía del conocimiento está teniendo en nuestra sociedad: básicamente, que a muchos “medianamente capacitados” se les acabará el empleo y serán reemplazados por máquinas. La prueba es que en la economía más avanzada, la de EEUU, durante el siglo XX siempre los aumentos de productividad iban acompañados de aumentos en el empleo, pero alrededor del año 2000 todo esto cambia y la economía siguió creciendo sin crear más empleos (“the great decoupling”). Esto debiera tener insomne a los nuevos Marx, porque lo que está en juego no es la expropiación del trabajo sino que, ¡no haya más trabajo! La única forma de combatir este escenario es educación de muy alta calidad e innovación, lo cual sólo se puede producir en sociedades muy abiertas, globalizadas y con mercados profundos.
Para Inglaterra, que se cierre la última mina de carbón, puede ser visto como una victoria, pues es una sociedad moderna y muy desarrollada, Pero ¿que pasaría si la noticia fuese que la última mina de cobre en el mundo dejó de operar? El mundo como lo hemos conocido se acaba y lamentablemente muchos todavía no se enteran.