Desde París
¿Cuáles son las diferencias entre los acuerdos de Copenhague y París? La gran diferencia es el acuerdo político. Aunque la primera reunión culminó con el Acuerdo de Copenhague, éste no fue refrendado por todos los países asistentes y tampoco tenía un carácter vinculante. El texto aprobado en París es más ambicioso, establece que la meta en el aumento de temperatura global debe estar por debajo de la temperatura acordada en Copenhague; los países firmantes se comprometen a “hacer esfuerzos” por limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. El acuerdo de París genera satisfacción y suscita prudencia; para muchos ha sido un gran éxito, para otros, insuficiente. No obstante, se dio un paso político imprescindible frente al desafío de la implementación: se ha hecho legalmente vinculante, aunque no están cerrados algunos temas (las llamadas decisiones), ni los objetivos nacionales de reducción de emisiones. Pero su fuerza reside en el mecanismo con el que periódicamente se revisarán los compromisos de cada país, que sí es jurídicamente vinculante, dando una alta presión internacional.
Uno de los temas que queda por incorporar plenamente en la agenda y que es clave para el sector vitivinícola lo constituyen los océanos. Los océanos estaban siendo considerados fundamentalmente por sus efectos positivos en la captura de CO2 pero se ha puesto en evidencia que el aumento de los gases de efecto invernadero está causando su acidificación lo que sin duda está modificando la influencia de éstos sobre el clima y también la biodiversidad marina. Los océanos están pasando de sujeto de entrega a sujeto de cuidado y mitigación de daños, crucialpara países como Chile y para industrias como la vitivinícola que tienen una alta relación con el clima. Para este sector los efectos del cambio climático van a la raíz de su esencia, el “terroir”, por lo tanto los aumentos de temperatura y las sequías que se observan están determinando los vinos y las añadas o cosechas. El efecto de los océanos es clave, no sólo por la influencia que tiene en el clima plasmado en las corrientes de El Niño y La Niña sino por sus efectos regulares en aquellos viñedos cercanos a las costas.
En definitiva el compromiso multilateral de París debiese ser entendido y acogido por todos los países y por todos los sectores, independientemente de si son grandes emisores o no, o de si se ven afectados o no, este planeta es de todos y es sólo uno, el día que se acabe se acaba para todos.