Una verdadera revolución están generando las impresoras 3D en el mundo. Diseñar objetos en pocos minutos, in situ y sin necesidad trasladarlos están cambiando la forma de hacer y producir en las empresa en el mundo. Ropa biodegradable, zapatillas, accesorios para cohetes, robots, comida, lámparas, prótesis son sólo algunos de los productos que ya se están fabricando. Y las ventas así lo avalan. El mercado de las impresoras 3D facturó en el mundo US$ 2.200 millones en 2012 y se espera que llegue a los US$ 6.000 millones en 2017, explicó la consultora Wohlers Associates a Bloomberg.
Si bien se crearon hace 29 años por Chuck Hull de 3D Systems Corps, ha sido en los últimos años cuando comenzó a crecer con fuerza su uso -gracias también a una baja en sus precios- en áreas como tecnología, salud, seguridad, diseño o manufactura. De hecho, en el último Consumer Electronic Show (CES) en las Vegas, entre múltiples novedades tecnológicas presentadas, destacó la impresora 3D Chef JET Pro, que en vez de funcionar con polímero, utiliza filamentos de azúcar. Con un valor cercano a los US$ 10 mil, es ejemplo del avance que experimenta esta tecnología. Además, todos los meses, diferentes firmas anuncian la implementación de la impresión 3D dentro de sus procesos, como el caso de la alemana Siemens, que utiliza esta tecnología para producir turbinas de gas, reduciendo la producción de piezas de 44 semanas a tan sólo cuatro semanas, mientras que GE Aviation y Rolls-Royce ya anunciaron su uso para fabricar piezas en los próximos tres años.
En Chile esta revolución ya llegó. El uso de estos aparatos, cuyo valores van desde los US$1.500 hasta por sobre los US$400 mil, está comenzando con fuerza en el área de educación, industrial, salud, diseño y hasta el área de las fuerzas armadas. Son varias las empresas que las están comercializando, como el caso de Microgeo, que a la fecha ha vendido 15 máquinas, la mitad de ellas a instituciones de educación. El otro 50%, explica Stefano Cigala, gerente general de la firma, ha ido a empresas productivas y de servicios de impresión. “Las impresoras tendrán un tremendo impacto en las industrias, ya se habla que está generando una nueva revolución industrial porque hoy se puede imprimir materiales de diferente durezas (metales, tejido biológico, por ejemplo) en una sola impresión”, señala, agregando que donde se verá mayor impacto será en el desarrollo de prototipos.
Ducasse Industrial, por ejemplo, abordó esta nueva tecnología para crear productos a menor costo y tiempo. “Antes de comprar la impresora, mandábamos a prototipar piezas a países como España, EEUU y México. Con la impresora los tiempos de desarrollo se acortaron bastante. Mandar a hacer una pieza afuera demoraba al menos 3 semanas, ahora en un par de horas podemos tener modelos listos”, dice Sergio Burgos, diseñador jefe de Línea Segmenta / Heavy Duty de la firma.
Otro ejemplo es la Fuerza Aérea de Chile (FACh), que compró hace pocos meses su primera impresora. Si bien reconocen que su uso representa un abanico de posibilidades, están concentrados en la generación de prototipos de menor tamaño para dar capacidades adicionales a las aeronaves, y disminuir así los costos, explica Omar Corral, capitán de Bandada (I) de la Subdivisión de Ingeniería dependiente de la División de Ingeniería y Apoyo a Sistemas de Armas de la FACh.
Prótesis en salud
Otro rubro que está trabajando fuerte es salud. La Universidad de Los Andes, a través de su Centro de Terapia Celular, está desarrollando biomateriales por medio de una impresora 3D modificada, con apoyo de ingenieros del MIT. Es así que crearon un biopolímero que está bajo patentamiento, que les permitirá crear tejidos a partir de células mádres, explica Maroun Khoury, jefe del Laboratorio de Investigación y Desarrollo en microRNA y Células Madre de la casa de estudios, y Juan Pablo Acevedo, del Centro de Terapia Celular. De esa manera, ya lograron crear el primer prototipo de oreja y nariz, y esperan en un plazo máximo de cinco años poder hacer un prototipo para humanos. También esperan abordar cartílago y la nanoimpresión.
La meta final es poder cubrir el mercado de prótesis comerciales, y comercializadas a través de Cells for Cells, firma biotecnológica de terapias a partir de células madre. Explican que el mercado de tejidos y células madres va en alza. En 2012 involucró US$ 12.000 millones a nivel global y para 2018 se proyecta que llegará a
US$ 22.000 millones.
Por su parte, la Universidad Católica está fabricando modelos anatómicos de huesos a médicos particulares y hospitales. Jorge Ramos, académico del Departamento de Ingeniería Mecánica y Metalúrgica de la casa de estudios, está investigando nuevos materiales para contar con modelos que cuenten con propiedades que se asemejen al hueso, y a un menor valor. Ya crearon un material orgánico que permitió obtener biomodelos con propiedades muy similares al hueso. En tres años, han fabricado 150 réplicas óseas en el área maxilofacial, neurocirugía y traumatología, en hospitales como Del Salvador, Red UC, Calvo Mackenna o La Mutual de Seguridad.