“¿Y por qué no hacemos nuestra propia cerveza?” Esa es la pregunta que María Teresa Caldumbide cuenta que junto a su marido, Gastón Hernández, se hicieron en febrero de 2010 y que fue la semilla de un proyecto que se concretó en julio de 2013, cuando inauguraron Cervecería Hernando de Magallanes en la ciudad de Punta Arenas. De la planta y sala de ventas, que financiaron con capital de Corfo y recursos bancarios, salen en temporada alta entre 4.500 y 6.000 botellas de cervezas Ale mensuales en variedades roja, negra y rubia, y que se comercializan en una treintena de restaurantes de Punta Arenas y 11, en Puerto Natales.
“Creemos que en la medida en que se incorporen a la oferta gastronómica local nuevos productos nativos o elaborados localmente, se amplia el horizonte de los atractivos turísticos más allá de los paisajes propios de esta región del planeta”, dice Gastón Hernández, en el marco de una visita organizada por Sernatur y empresarios magallánicos.
“Nuestras instalaciones actuales nos permiten elaborar hasta 12.000 botellas mensuales, sin necesidad de introducir cambios en nuestra línea de producción, salvo la incorporación de personal adicional. Nuestro plan de negocios apunta a crecer gradualmente en nuestra oferta en los próximos dos años, hasta alcanzar el límite de nuestra actual capacidad de producción”, agrega.
En la planta trabajan cuatro personas y cuenta con tanques de cocción, macerado y lavado. Clave en la fabricación de esta cerveza premium es el agua -potable y previamente filtrada de sólidos y cloro-, que proviene de una laguna de una reserva y que se alimenta de aguas de lluvias, deshielos, vertientes y napas de la región.