Lo que partió tímidamente en 2008, en los últimos dos años ha crecido de manera importante gracias al surgimiento de una batería de más de 20 iniciativas que están impulsando los emprendimientos sociales de alto impacto en el país, buscando soluciones que mejoren la calidad de vida de las personas y que combatan la desigualdad y la pobreza.
La creación de la primera Escuela de Innovación Social, de la U. Católica y Fundación Minera Escondida, la primera incubadora enfocada en este tema de la U. Católica de Valparaíso, los planes de expansión de Socialab, las cuatro inversiones realizadas por el Fondo de Innovación Social (FIS, administrado por Claro y Asociados), hasta los primeros resultados del programa de Innovación y Emprendimiento Social (PIES) de Corfo, muestran el despegue de una nueva industria.
Oportunidades
De acuerdo con estadísticas de la Cepal de 2012, el 28,2% de la población de América Latina es pobre y el 11,3% vive en la extrema pobreza. Más aún, según el BID, 1 de cada 5 personas de la región sobrevive con US$ 2,5 al día. Y aunque los datos no son alentadores, también conllevan “muchas oportunidades de solución. Quienes están en Silicon Valley no van a venir a solucionar nuestros problemas. Buscamos imitar a Estados Unidos o Japón, sin darnos cuenta que debemos mirar lo que tenemos, generar nuestras propias soluciones y oportunidades de negocio”, dice Julián Ugarte, director ejecutivo de la plataforma de emprendimientos de alto impacto, Socialab.
Ugarte agrega que ellos han apoyado 120 proyectos, como el transporte de agua a zonas remotas, servicios de WiFi en lugares donde no hay señal de telecomunicaciones, o micro fábricas de comunidades vulnerables, por ejemplo. “La tasa de éxito es cercana al 20%. Y un 5% de ellos tiene la posibilidad de salvar vidas o cambiar el destino de la humanidad en algún ámbito. Aunque la posibilidad sea remota, si existe, hace que todo lo que se está generando tenga sentido”, afirma.
El fenómeno también alcanza a Start-Up Chile de Corfo. El 10% (90 proyectos) de los emprendimientos apoyados es catalogado como social de alto impacto, lo que “refleja que los emprendedores están conectados con las tendencias globales y saben que ya existe la tecnología para solucionar los grandes problemas de la humanidad: salud preventiva, acceso al agua, desafíos energéticos. La tecnología para que cada uno monitoree ciertas enfermedades desde el celular, por ejemplo, ya existe y el desafío está en masificarla”, explica Horacio Melo, director ejecutivo de Start-Up Chile.
Lo mismo opina Sebastián Gatica, director de la nueva Escuela de Innovación Social, creada este año para formar líderes innovadores que sean capaces de crear y llevar adelante proyectos de alto impacto. Agrega, sin embargo, que hay que preparar con mejores herramientas a las nuevas generaciones para resolver problemas como la pobreza. “Necesitan tener una metodología que les permita afrontar fenómenos complejos y logren un impacto social importante. El ecosistema está emergiendo, pero no es masivo. Por eso nuestro interés en abordarlo en la escuela y que se incorpore en las mallas currículares de los centros de estudios”, sostiene sobre la iniciativa que este año reclutó a 90 personas en su primera convocatoria.
Y justamente para sentar las bases en esta materia, el año pasado Corfo lanzó por única vez el programa Innovación y Emprendimiento Social (PIES), que contempló recursos por
$ 1.505 millones para siete iniciativas y con buenos resultados, como el caso de Sistema B, que ha certificado a 34 empresas, o la Federación de Cooperativas NGEN, creando iniciativas de bioconstrucción hasta negocios relacionados al deporte y energías renovables.
“Más allá de apoyar individualmente a proyectos, decidimos enfocarnos en entidades intermediarias para hacer crecer el tema”, dice Conrad von Igel, gerente de InnovaChile de Corfo.
Empresa social y de impacto
Para Von Igel, este mayor dinamismo que se está observando responde también a que el mundo de los negocios está cambiando su visión respecto a que el éxito se asocia únicamente al dinero. “Ya no es suficiente cumplir con el mínimo exigido, ahora es incluso más importante generar recursos con un impacto positivo y social, mas allá de lo económico”.
Mismo escenario visualiza María José Montero, gerenta del Fondo de Inversión Social que, en tres años de operación, ha comprometido el 72% de sus US$ 4,5 millones en terrenos para Techo, Lumni, Promoeduc y Protectora de la Infancia. “Cuando partimos, éste no era un tema que estaba en boga y sí hay interés. La innovación social tiene que surgir desde la oportunidad, no de la caridad. Si bien tal vez no va a rentar tanto en lo económico, pero sí en resultados sociales, somos capaces de considerarlo”, dice.
Sin embargo, cree que faltan incentivos para que inversionistas inviertan con más fuerza. “Es necesario tener un marco regulatorio, perfectamente podría haber un beneficio tributario para temas sociales, y que se midieran sus resultados”, acota.
Para Von Igel, se requiere paciencia. “Hay que dar tiempo para que esto crezca y madure, e ir viendo en el camino si se hace necesario incentivos especiales”, dice.
ALgramo: productos a granel
Comprar sólo lo que se necesita y no grandes volúmenes es la apuesta de Algramo, emprendimiento que fomenta la venta a granel de productos en máquinas dispensadoras automáticas, hasta 40% más barato que una compra tradicional. La apuesta radica en ayudar al 63% de la población mundial que vive con menos de US$ 4 al día.
Salvador Achondo, cofundador de la firma que ha recibido fondos de Jump Chile (de la UC), Desafío Clave (Injuv/Socialab), Start-Up Chile y la Embajada Británica (Voucher de Innovación), señala que ya están operando en 20 almacenes de Huechuraba (sector La Pincoya) y Recoleta, comercializando detergentes. Pronto lanzarán la línea de arroz y lentejas, y están viendo la factibilidad técnica para dispensar aceite a granel.
Acceso para discapacitados
UiiLink es un programa computacional compuesto por una interfaz web y otra de dispositivos móviles, que permite agregar y calificar destinos según su grado de accesibilidad para personas con discapacidad. Además posee un buscador que permite obtener un listado de lugares que cumplen con las necesidades especiales de personas discapacitadas.
De esta forma, el usuario puede ingresar un destino y conocer de antemano si el lugar tiene las condiciones que la persona con necesidades especiales requiere.
UiiLink, creado por David Flores en colaboración con Ricardo Cañas, ganó el concurso Imagina Chile. La empresa de Colombia "Colombian quest S.A.S." se interesó en UiiLink para implementarlo próximamente en el país cafetero.
Comunicación a través de SMS
Un simple mensaje de texto permite a escuelas, profesores y apoderados comunicarse de forma directa, rápida y fluida.
El servicio llamado "Papinotas", apoyado por Socialab, ofrece un software a colegios donde profesores, paradocentes y directivos pueden enviar mensajes de texto a su criterio, al celular de apoderados, alumnos y colegas.
El tema de los mensajes puede ser diverso y variado, como por ejemplo recordar la tarea del alumno, coordinar una reunión de apoderados o entrega de notas.
Entre los beneficios del sistema está el aumento de asistencia a clases y reuniones de apoderados, mejorar el ambiente escolar, reducir horas de trabajo comunicativo de los profesores y directivos, disminuir costos en impresiones, entre otros.
Socialab apuesta por levantar US$ 100 millones,
Por Francisca Orellana L.
¿A quién no le gustaría ser parte del equipo que curó la malaria o que ayudó a detectar el cáncer a bajo costo?, dicen en Socialab, la plataforma de emprendimiento social de alto impacto que nació a inicios de 2012 como un spin off de Techo, y que hoy está entrando de lleno a las grandes ligas.
Hace poco más de un mes se transformó en fundación, creó un directorio y se fijó metas claras: ser el puente entre inversionistas y emprendimientos que busquen mejorar y transformar la calidad de vida de personas, junto con cambiar el destino de la humanidad.
Van por buen camino, pues ya han invertido US$ 2,1 millones en 120 proyectos, como el sistema de purificación de agua ideado por Alfredo Zolezzi o Miroculus, un dispositivo de bajo costo y rápido, que analiza la presencia de cáncer con una gota de sangre, de Pablo Olivares, que necesita recursos para escalar.
Para hacer crecer y dar sustentabilidad a Socialab y los proyectos, se fijaron la meta de levantar US$ 100 millones en dos años en Latinoamérica, provenientes de inversionistas de alto patrimonio que no sólo aporten con recursos, sino también con conocimiento y se involucren. "Vemos que el mundo económico y el impacto social están corriendo por vías separadas. Hay que juntarlos para que el ser humano maximice su impacto económico y social. A los emprendedores hay que apoyarlos, apalancarlos y conectarlos con el financiamiento", explica Nicolás Shea, presidente del directorio de Socialab y fundador de Cumplo.
Omar Arab, miembro del directorio y CEO de Modena Technologies Capital Partners, agrega que los países desarrollados ya han tomado conciencia. "Hoy nos toca hacerlo en Latinoamérica, que se entienda que con un pequeño aporte se puede lograr un gran impacto si se apuesta por llevar agua a personas que no la tienen, hacer inclusión financiera o temas de educación, por ejemplo, pero siempre midiendo los resultados".
Posibilidades de negocios existen, explica Julián Ugarte, director ejecutivo de Socialab. "Los problemas son una oportunidad para desarrollar una solución que agrega valor, que también se puede capturar en forma económica. Eso mismo hace que sea sostenible, escalable y llegue a más personas", comenta.
Nuevas filiales
También quieren expandirse en la región. Ya tienen filiales en Buenos Aires, Montevideo y Bogotá y próximamente en Nueva York, para dar mas visibilidad y apalancar recursos más fácilmente. Además proyectan abrir una oficina en África, "que dará la pauta de los dos mundos que queremos conectar", dice Arab.