El comercio ambulante gana terreno en el centro de Santiago y sube su impacto entre los locales establecidos
Complejo escenario ha llevado a un número creciente de dueños de negocio a bajar sus cortinas. Gremios reiteran alerta y apuestan por proyecto que sanciona actividad ilegal.
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De lunes a sábado la administradora de una reconocida tienda de zapatillas ubicada en el Paseo Ahumada abre a eso de las 8 de la mañana. Y a esa misma hora, al frente del local, la calle ya está llena de vendedores ambulantes que ofrecen juguetes, ropa, artículos tecnológicos y un sinfín de productos. “Esto siempre se ha visto, pero con la pandemia la situación ya superó todo límite”, dice la encargada -que prefiere guardar reserva su identidad- en uno de los muchos testimonios de cómo el comercio informal va ganando terreno en la capital. Una situación que a solo días de la Navidad complica a los locatarios, quienes ven en esta fecha su gran oportunidad para subir las ventas.
Al hacer un balance del impacto generado por esta competencia, la administradora estima que durante el año las ventas de ese establecimiento han caído en niveles de 80%, agregando que “a estas alturas” ya no se sorprende porque a solo metros de su local un vendedor ambulante está ofreciendo productos similares, pero a precios bastante inferiores.
“Lo único que nos queda hacer es cerrar nuestra tienda”, sincera.
No sería la primera que toma esta decisión. En el Paseo Ahumada y sus alrededores destacan varios locales cerrados y otros con carteles de “se arrienda”, postal que caracteriza a la zona desde hace varios meses.
Una trabajadora de un establecimiento de ropa infantil lamenta que se quedaron sin opciones para enfrentar el comercio ambulante: “Ahora pasan los Carabineros y los vendedores ambulantes ya ni siquiera se van, y siguen vendiendo”, relata.
Según cifras de Carabineros, a septiembre de este año hay en total 1.349 casos por comercio ambulante sin permiso municipal en la comuna de Santiago. Esta cifra, comparado con el mismo periodo del año pasado, aumentó 129%.
Ricardo Mewes, presidente de la Cámara Nacional de Comercio.
“La realidad del comercio formal es precaria”
“Claramente el comercio ilegal ha afectado a los negocios formales que cumplen con la legislación vigente, al ser una competencia desleal: no pagan impuestos, ocupan espacios públicos y muchas veces violan la propiedad intelectual en completa impunidad”, señala María Teresa Vial, presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS).
Detalla que el estallido social y las manifestaciones afectaron a locales comerciales que estuvieron impedidos de atender normalmente, por lo que el comercio callejero surgió como alternativa, pero que “el golpe de gracia fue la pandemia”.
Ricardo Mewes, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC) explica que “la realidad del comercio formal, especialmente en épocas de crisis como la actual, es precaria”.
Para ejemplificar esto, agrega que en base a la última encuesta de victimización del comercio de la CNC, cuatro de cada 10 establecimientos señalan tener comercio ambulante ilegal a su alrededor, factor que incide en una mayor victimización de los locales y casi un 70% menciona que este ha aumentado. De acuerdo a los resultados de esta encuesta, solo en Santiago el 47,3% de los locatarios tiene presencia de ambulantes ilegal afuera de sus negocios.
A unos pasos del metro Universidad de Chile, un trabajador de la zona coincide con este diagnóstico. Dice que, para poder vender y atraer público, tuvo que pedirles a los vendedores informales que le dejaran espacio en la entrada del local para que no se dificultara la entrada de los clientes. Otro locatario señala que incluso ha colocado señaléticas afuera de su establecimiento para que los consumidores noten la entrada de su tienda.
La realidad que afecta al comercio establecido del centro de Santiago escaló en septiembre pasado cuando la Municipalidad de Santiago anunció que entregaría más de 1.000 patentes provisorias para vendedores ambulantes en la comuna, lo que fue posteriormente criticado por locatarios establecidos, así como la Asociación de Emprenedores, y el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego.
Por su parte, y en otro sector de la comuna, esa municipalidad informó el mes pasado en función de las denuncias recibidas en el Barrio Meiggs que desde octubre ha estado trabajando en conjunto con Carabineros, la Delegación Presidencial y la Subsecretaría de Prevención del Delito para “restablecer el acceso a servicios esenciales” en ese sector, además de efectuar “coordinaciones con el Servicio de Salud Metropolitano Central”.
Para este artículo se contactó a la Municipalidad de Santiago, pero no se obtuvo respuesta.
Las esperanzas en la próxima normativa
A raíz de los efectos que está teniendo esta situación en el comercio formal, la semana pasada el representante de la CNC y la subdirectora (s) de Fiscalización de Aduanas, entre otras autoridades, realizaron un llamado a los consumidores a comprar en el comercio formal esta Navidad.
En la instancia, Mewes dijo que “nuestro llamado es a comprar en el comercio establecido, ya que con ello estaremos apoyando la reactivación de cientos de pequeñas y medianas empresas” y recalcó las complejidades de la comercialización de productos de los cuales no se conoce su procedencia.
Según cifras de decomisos de Aduanas, el valor de los productos falsificados incautados a septiembre alcanzó los US$ 54 millones llegando a las 4.968.245 unidades.
Un hito que los gremios y comerciantes miran con atención, y que esperan sea un rayado de cancha, es el proyecto de ley que sanciona el comercio ilegal y que fue aprobado por el Senado a finales de noviembre.
La presidenta de la CCS dijo esperar que la aprobada ley “pueda permitir revertir este fenómeno y esperamos contribuir en otorgar herramientas y capacitación a aquellos comerciantes que quieran formalizarse para iniciar un camino que les permita surgir a través de su esfuerzo”.
Al respecto, Mewes sostuvo que esta normativa “ayudará a contar con un marco legal más estricto en esta materia, entregando más facultades para su control y fiscalización, aumentando las penas y creando la figura de asociación ilícita la que, justamente, permitirá combatir el crimen organizado”.