El complejo escenario que enfrenta la constructora Claro, Vicuña, Valenzuela: pasivos superarían los US$ 60 millones
La empresa lleva semanas buscando fórmulas para evitar la quiebra, lo que ha incluido una serie de conversaciones con el MOP, uno de sus principales clientes. Hoy se tomará una decisión sobre su continuidad operacional.
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Es una de las constructoras más antiguas y grandes que operan en Chile. Pero, al igual que varias firmas vinculadas al negocio del ladrillo y el cemento, la empresa Claro, Vicuña, Valenzuela está con graves problemas de liquidez. Según informaciones extraoficiales, sus pasivos superan los US$ 60 millones y sus mayores acreedores son los bancos Santander e Internacional.
La empresa –vinculada a las familias Claro y Vicuña, entre otros socios- lleva semanas buscando fórmulas para evitar la quiebra por contratos con el Estado, lo que ha incluido una serie de conversaciones con el Ministerio de Obras Públicas (MOP), uno de sus principales clientes.
Desde que se desató la crisis social a fines de 2019, más de una docena de empresas del sector construcción e inmobiliario han iniciado procesos ante la justicia, con pasivos que, en conjunto, superan los US$ 500 millones. Algunas empresas han solicitado su reorganización, otras su liquidación voluntaria.
En el caso de CCV, las dos opciones están sobre la mesa. Tan urgente es el tema, que la administración tendrá este viernes que tomar una decisión para definir su continuidad operacional.
Según conocedores, la secretaría de Estado le adeudaría una serie de pagos por varios proyectos, entre los que se mencionan obras emblemáticas en el Biobío, como son la conexión del Puente Bicentenario con Chacabuco y la tercera etapa del Eje Colón en Talcahuano, entre otras.
Además, la compañía habría notificado al Gobierno que debido a que no hay una actualización de precios en los materiales de construcción de las obras en ejecución, que han encarecido las iniciativas, no podrá cumplir los contratos que mantiene tanto con el MOP como con el Ministerio de Vivienda.
La respuesta del Gobierno, hasta ahora, ha sido hacer cumplir los contratos, lo que no incluye mayores desembolsos a los acordados en ellos.
Inicios de la compañía
La empresa fue fundada en 1957 en Concepción. Ese mismo año, la repavimentación de la Avenida Colón y calles laterales, en Talcahuano, fue la primera de diversas obras que se extendieron a todo de Chile.En 1968, la firma comenzó un período de diversificación de sus especialidades: ingresó al mercado de la edificación a través de la construcción de viviendas en la población Villa Presidente Kennedy, comuna de Lo Prado.
Ya en 1990, incorporó las especialidades de obras civiles, montaje estructural y electromecánico, lo que le permitió su ingreso a los sectores minero e industrial. Ocho años después, la empresa construyó el acceso norte a Viña del Mar, conocido como Vía Las Palmas, consolidando su experiencia en ejecución de proyectos de infraestructura vial, urbana e interurbana.
La crisis del sector
La industria de la construcción está enfrentando una de sus perores crisis del último tiempo. Se apunta a los efectos que generó al sector la crisis social y la pandemia (con largas paralizaciones de las obras), el fuerte aumento de los precios de los materiales, multas aplicadas por los ministerios de Obras Públicas y Vivienda (por retraso en los contratos), entre otros factores.
Esta semana, la empresa Constructora B+V, fundada en 2000 y dedicada a la edificación pública y privada a nivel nacional, solicitó su liquidación voluntaria, apuntando, precisamente, a la crisis social, la pandemia y a una serie de multas aplicadas por el MOP. “Es importante tener en consideración que los contratos que Constructora B+V Limitada mantiene, fueron estudiados durante el período 2018-2019 y, por tanto, con remuneraciones e inflación acorde a la situación del mercado de esos años y una proyección afín a una situación macroeconómica normal durante el período de ejecución”, dijo el abogado Nelson Contador, asesor de la compañía, en su solicitud de quiebra.
Un camino distinto siguió La Cruz Inmobiliaria y Constructora, de propiedad del expresidente de la Cámara Chilena de la Construcción, Daniel Hurtado, y Marcelo Garrido. La firma inicio en junio pasado un proceso de reorganización financiera, el cual fue aprobado a principios de octubre por la junta de acreedores. Sus pasivos alcanzan los US$ 80 millones y sus principales acreedores son los bancos Scotiabank, Consorcio y Santander.
Las principales obras de la empresa
Por medio de CVV Ingeniería & Construcción y CVV Inversiones, el grupo participa en el sector de infraestructura, minería, energía, portuario e inmobiliario, construyendo autopistas, aeropuertos, hospitales, edificios, plantas de producción en minería o de tratamiento de aguas, entre otros proyectos.
La firma tiene un extenso portafolio de obras reconocidas a lo largo del país, desde que en la década de los 90 desarrolló el acceso norte a Viña del Mar, conocido como Vía Las Palmas. Luego, la firma entró de lleno al mundo de las concesiones en 2006 participando en el proyecto “Corredor de Transporte Público Avenida Santa Rosa”. Entre sus construcciones también destacan obras Bicentenario como el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) de Santiago y la ejecución de trabajos en estadios deportivos como el Ester Roa de Concepción.
Además, participó en la edificación del Hospital Hanga Roa de Isla de Pascua, la cárcel de Concepción y en la Laguna de Aireación del Proyecto MAPA de la empresa Arauco.