El Informe de Política Monetaria (IPoM) de marzo no trae grandes sorpresas en términos de proyecciones macro, observa el economista jefe de Banco de Chile, Rodrigo Aravena.
“No estamos en presencia de lo que vimos en el IPoM de un año atrás, cuando había una brecha importante entre alguna estimación de inflación del Banco Central respecto al mercado”, señala.
“Después de varios años, la principal fuente de riesgo volvió a ser el escenario externo. Desde la crisis social que tuvimos en 2019 en adelante, la principal fuente de incertidumbre estaba ligada a elementos políticos, institucionales”.
- ¿Cuál cree que es el principal mensaje?
- Que después de varios años, la principal fuente de riesgo volvió a ser el escenario externo. Desde la crisis social que tuvimos en 2019 en adelante, la principal fuente de incertidumbre estaba ligada a elementos políticos, institucionales y a la respuesta de la economía frente a distintas medidas, incertidumbre, reformas, etcétera. Hoy, la previsión de crecimiento sigue siendo cercana al 2%, parecido a lo que teníamos justo antes de la pandemia, pero el factor externo volvió a ser la principal fuente de incertidumbre y estamos ante la presencia de shocks de oferta, no de demanda, lo cual genera mucha más incertidumbre y un desafío adicional en materia de política monetaria.
- ¿Comparte el tono de alerta de la presidenta del banco respecto a la guerra comercial?
- Me parece muy adecuado. Primero, por reconocer riesgos materiales para el crecimiento económico, dada la apertura que tiene la economía chilena, dado que hoy hay muchas interrogantes con los principales socios comerciales de Chile.
Pero más que eso, quisiera destacar el tono de cautela que dio el Banco Central en materia inflacionaria. Pasamos de un informe donde el único camino que se preveía en materia de política monetaria era un recorte de tasas, a uno donde no se descarta la posibilidad de subir la tasa de interés. Y esto es adecuado por dos grandes razones.
- ¿Cuáles?
- Primero, porque hay que reconocer que la inflación lleva muchos años sobre la meta y el riesgo es que eso se pueda traspasar a expectativas de inflación que hoy están ancladas. Si por la razón que fuera, ya sea porque hay un shock de precios de energía en el exterior o porque se deprecia el tipo de cambio o porque repunta la actividad, si viéramos un desanclaje de expectativas, el Banco Central tendría que subir la tasa de interés y está reconociendo ese efecto.
- ¿El banco se despide de la posibilidad de bajar la tasa en los próximos meses?
- No. Aquí el Central está dando una señal clara de que la tasa de interés se va a demorar más tiempo en bajar. En el corredor de la tasa, se desprende que el banco está viendo una tasa terminal más baja. El escenario base es una mantención de la tasa hasta el segundo semestre, pero dada la composición del corredor, dados los riesgos descritos antes, la pregunta es cuán rápido se llega a la tasa neutral. El Banco Central aclaró que el escenario es de mantención, pero no es para nada descartable que tenga que subir si ocurren ciertas cosas. Aquí el central no se está despidiendo de los recortes, no hay un cambio en la dirección de la política monetaria, pero sí está definitivamente postergando la normalización de la tasa. Aquí se pone sobre la mesa con mucha más fuerza la opción de subir la tasa, algo que en los informes anteriores era muy lejano.
- ¿Qué factores podrían llevar al Banco Central a subir la tasa en el corto plazo?
- Un desanclaje en las expectativas de inflación. Justamente, este tono más contractivo que tiene el Central es una herramienta para evitar el desanclaje, en la medida que el Banco Central diga que vamos a conducir con flexibilidad la política monetaria, pero con cautela. Y nos preocupa la inflación y la inflación ha estado alta y hay riesgos en el exterior. Lo que está haciendo es adoptar una postura de mayor compromiso de manera explícita con la inflación para evitar eso.
Cuando uno mira los datos de crecimiento, por ejemplo, no hay un sobrecalentamiento de la demanda que preocupe, cuando vemos los datos del mercado laboral, tampoco; cuando vemos el resto del mundo, si bien hay algunos riesgos inflacionarios, hay riesgos importantes de crecimiento.
La pregunta es si el dólar volviera a situarse sobre los $ 1.000, con un mayor riesgo externo. Hay que estar preparado para ese tipo de escenarios.