Un auditorio lleno recibió al director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Valdés, en la inauguración del año académico de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).
De visita en Chile, el exministro de Hacienda abordó el crecimiento económico, las reglas del juego político y la responsabilidad de las élites como los tres desafíos principales para el escenario actual.
A pesar de que su presentación contemplaba cinco desafíos, aclaró que tuvo una conversación con su esposa y le dijo “qué latero el título”, pero para Valdés ya no había cómo cambiarlo, lo que provocó risas en el salón.
“Desde hace varios años que Chile enfrenta un crecimiento de tendencia que es demasiado bajo para aspirar a un desarrollo tangible”, explicó el economista.
Así, el exministro entre 2015 y 2017 aclaró que no se referiría a temas de coyuntura porque hablaba como observador de la realidad por la responsabilidad que tiene como alto funcionario internacional.
Valdés entró con todo con el primer tema: el desafío de crecer más rápido. “Desde hace varios años que Chile enfrenta un crecimiento de tendencia que es demasiado bajo para aspirar a un desarrollo tangible”, explicó el economista.
Acá, fue enfático al señalar que el problema no radica solo en utilizar políticas de corto plazo, sino que es necesario buscar un nuevo motor y fomentar la productividad.
Latinoamérica es el desafío. Y es que Valdés recalcó que la región perdió un tercio de la capacidad de crecimiento del mundo. “Somos la región que menos crece respecto a economías comparables”, dijo.
Otro desafío en el horizonte, afirmó, es la transición demográfica.“Ahora nos estamos envejeciendo, vamos a tener menos gente hacia el futuro que pueda trabajar, esto le va a restar posibilidades de crecimiento a la economía”, advirtió Valdés.
Haciendo un guiño al escenario internacional, Valdés sostuvo que Chile en particular “es un país muy abierto en comparación internacional. La región en promedio no es tan abierta”. Sin embargo, destacó que surgen desafíos importantes en materia de integración, comparado con otros continentes, como Europa y Asia, donde los países vecinos están integrados, lo que fomenta el comercio y la economía.
“Nosotros comerciamos como la mitad de lo que debiéramos”, dijo, lo que se explica por la burocracia y la infraestructura de América Latina. Si esta última mejorara, Valdés aseguró que podría haber un 30% más de comercio y siete puntos adicionales de Producto Interno Bruto (PIB). “Estas son cosas grandes, comparables a los temas de tarifas en términos de su implicancia”, agregó.
Valdés abordó también temáticas como la seguridad. Según el economista, la población de Latinoamérica es 8% del total mundial y la región tiene más de un tercio de los homicidios del mundo. “Si uno a nivel local baja a la mitad los homicidios en cualquier país de la región, en una comuna, el nivel de actividad puede aumentar 30% en esa comercialización”. Así, recalcó que en la jerga del FMI este tema es “macrocrítico”.
El rol de las élites
El escenario político es cada vez más incierto pero “es razonablemente respetuoso”, aclaró Valdés. Y recalcó que es poco habitual escuchar insultos en el diálogo político, lo cual permite llegar a equilibrios, un concepto que destacó.
“Es importante tener conciencia de que los equilibrios existen, esto vale para la política, pero también para el funcionamiento de los mercados”, agregó.
Un ejemplo fue el caso de Chile: “Si uno sabe qué opina alguien sobre políticas de seguridad, no es difícil pensar qué piensa sobre el secreto bancario y un sinfín de cosas”, señaló.
Las personas suelen pertenecer a “manadas”, donde es difícil tener una opinión distinta al resto. Para Valdés, es ese el momento en donde las élites pueden hacer una gran diferencia, y que cuentan con un valor para la mejor toma de decisiones y para construir consensos.
Las reglas del juego político, según el exministro de Hacienda
Una referencia al escenario político de Chile hizo el economista y director del Hemisferio Occidental del FMI, Rodrigo Valdés.
Sin entrar en detalles, se refirió a los pactos que existen dentro de los propios partidos políticos. “Algo que se está discutiendo es cuánto las directivas de los partidos debieran tener injerencia en cómo votan los parlamentarios de ese partido o qué hacer con la renuncia de un parlamentario”, partió señalando.
También destacó que en Latinoamérica se ha visto una fragmentación en la política por los sistemas de votación, “por sistemas que son muy proporcionales y por las reglas que regulan el funcionamiento de la política”.
Para él, un ejemplo fundamental es que en la región un Presidente elegido por mayoría, enfrenta a un Congreso en que es minoría. ¿El resultado? En el mejor de los casos pocas reformas, pero también puede llevar a una paralización y espera hasta la próxima elección. “En los casos más extremos, la exasperación lleva a tratar de cambiar las reglas, por ejemplo, escribir una nueva Constitución”, ejemplificó.
También se refirió a los cambios a permisos sectoriales para inversiones -un proyecto que aún no está aprobado- y la descentralización. En este último, aclaró que hay que buscar reglas de financiamiento, de competencia y aprendizaje de los países de América Latina. “Porque hay experiencias más o menos buenas, pero también hay muchas bien complicadas y, por lo tanto, no estamos solos”, dijo el exministro de Hacienda.