La crisis financiera de Estados Unidos llegó para quedarse y por ello, las economías del mundo, y sobre todo de países emergentes, deben estar preparados, y "la economía chilena, al ser una economía abierta, está expuesta a los efectos negativos de la crisis, razón por la cual debe "blindarse" con una serie de medidas, sostuvo Francisco Garcés, director del centro de economía internacional de Libertad y Desarrollo (LyD).
"En general la economía está en una situación relativamente favorable para enfrentar la crisis por las reformas estructurales que se han hecho en los últimos 30 años y por la fortaleza del sector financiero que después de la crisis del 82 se reestructuró y fortaleció en diversos aspectos, especialmente en capitalización, management y gerencia", aseguró.
Sin embargo, Garcés destacó que nuestra economía tiene claramente un exceso de gasto, que se manifiesta en el crecimiento del gasto público a pasos muy fuertes y en una política monetaria que hasta hace poco era bastante laxa con relación al problema de la inflación. "Moderando el gasto en la economía real, así como también el gasto público y siguiendo una política monetaria más adecuada para controlar la inflación, podremos hacer frente a esta crisis", aseguró.
El experto agregó que es necesario retomar algunas reformas estructurales que faciliten la entrada de capitales a Chile y eliminar las barreras tributarias que dificultan los flujos financieros. "La economía chilena, de acuerdo a evaluaciones del Banco Mundial, es una economía que tiene muchas barreras para hacer negocios que deberían irse eliminando rápidamente", sostuvo.
Asimismo, explicó que es necesario darle mayor flexibilidad a ciertos mercados para que funcionen mejor, "para que la economía pueda ajustarse mejor a las exigencias que va a generar la crisis y recuperarse más rápidamente cuando surja un principio de recuperación de la economía global y de Estados Unidos".
Proyecicones internacionales
Garcés aseguró que si bien a muchos repugna la idea de una intervención gubernamental tan amplia como la contenida en el plan de rescate de la secretaría del Tesoro y del Gobierno de Estados Unidos por US$700.000 millones, a su juicio, no hay otra alternativa. "El único que tiene el balance de la magnitud adecuada y las fortalezas es el Estado. Las instituciones financieras no pueden ayudarse entre sí", afirmó.
Por ello consideró de suma importancia que se apruebe cuanto antes este plan de rescate, ya que de lo contrario los mercados financieros van a seguir paralizados.
De hecho, explicó que con un sistema financiero paralizado es imposible que la economía crezca y eso implica una presión contractiva que se está manifestando en diversos indicadores de la economía real, como por ejemplo, el desempleo, que aumentó a 6,1%, las solicitudes de subsidio de desempleo, que llegaron a 500 mil mensuales (antes eran de alrededor de 300 mil), la producción industrial que en agosto cayó 1,1% y las ventas al por menor y la confianza de los consumidores que están en niveles muy bajos.
"La desaceleración de la economía estadounidense se está profundizando. Las proyecciones de crecimiento para el tercer y cuatro trimestre de este año son bajas, de 0,5% y 1% respectivamente y se están revisando en forma continua", aseguró.
Francisco Garcés sostuvo que los efectos de esta crisis no sólo se dejaran ver en Estados Unidos, sino también en el Grupo de los 3 (que incluye a Europa y Japón) y muchas economías emergentes. "Afortunadamente China e India, que son economías grandes, siguen impulsadas por su demanda interna y de esa manera están ayudando a que la economía global no caiga tan fuertemente", aseveró.
Sin embargo, proyectó un primer semestre de 2009 muy débil, con varias economías en recesión. En cuanto los efectos de la crisis, si bien Garcés explicó que es muy difícil de prever, algunos sostienen que recién se podría estar saliendo de ella a fines del segundo semestre del 2009, siempre y cuando se tomen y se implementen las medidas adecuadas con la velocidad suficiente.