Rocío Espinoza, de Fundación MC: “El sueño es impulsar proyectos con potencial de ser política pública”
La directrora ejecutiva de la entidad que impulsa la familia Matte Capdevila explica los focos de acción de este año para los once proyectos que tienen en carpeta.
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Inició una cruzada personal, dice: que los mejores talentos lleguen a trabajar a las fundaciones sin fines de lucro, y a la filantropía en general.
Rocío Espinoza, ingeniera civil industrial de la Universidad Adolfo Ibáñez, llegó hace un año y ocho meses, en plena pandemia, a la dirección ejecutiva de la Fundación MC, de la familia Matte Capdevila. Antes estuvo en la Escuela de Ingeniería de la UC y en la Fundación Amulén.
Cuenta que cuando obtuvo un certificado en instituciones sin fines de lucro en la Universidad de Duke, en EEUU, le llamó la atención que entre sus compañeros de curso había muchos que eran los primeros de sus promociones, y que cuando terminaban sus estudios se iban felices a, por ejemplo, la fundación de Melinda Gates. "Para ellos era de verdad un honor y eso en Chile nos falta, entendiendo que el mejor producto que uno puede sacar aquí es transformar positivamente la vida de las personas", afirma.
"Que un joven del Sename estudié en la universidad y te diga 'sí, se podía lograr', no hay nada que reemplace lo que se gana con eso. Yo estoy feliz. Aquí en la fundación trabajo con los mejores y me acaban de confirmar de Harvard que nos va a mandar un pasante por siete semanas. Creo que, si un estudiante de Harvard quiso venirse a trabajar a Chile presencialmente con la fundación, es porque podemos hacer un cambio, la filantropía puede ejercer un rol de ser el puente que genere políticas públicas", sostiene.
Su equipo lo integran cinco personas. "Vienen de las mejores carreras, son los más mateos, y no es sólo aquí, en otras fundaciones hacen lo mismo", comenta.
La Fundación MC tiene once proyectos en carpeta: cinco de Desafío Empleo, que fue la primera convocatoria de fondos que realizaron, y seis de Desafío Educación, que se adjudicaron en diciembre pasado.
Este año el foco es potenciar esos proyectos e iniciar mediciones, con evaluaciones de impacto y de procesos, apoyados en asesoría profesional externa. También habrá un énfasis especial es robustecer el modelo de acompañamiento a las fundaciones, empresas sociales e instituciones que se han adjudicado fondos.
"Este año tenemos este pool de proyectos que tenemos que seguir fortaleciendo a través del modelo de acompañamiento que ha sido un sello de nuestra fundación. Desde nuestro inicio siempre dijimos que las personas están en el centro de lo que nosotros hacemos y tenemos que fortalecer mucho el músculo que llega a esa persona, mientras mejor está ese músculo, que son las organizaciones que trabajan con nosotros, mejor llegamos con el programa social a las personas", explica.
La Fundación elige los proyectos a través de convocatorias abiertas. En la última hubo 148 postulaciones. Hay filtros técnicos al principio, con una consultora externa, que es la misma que evalúa los proyectos sociales del Ministerio de Desarrollo Social. Luego viene otro filtro externo, que usa data internacional para evaluar qué tan promisorios son. Y finalmente pasa al directorio, que integran los hermanos Matte Capdevila, Jorge, Eliodoro y Pilar; Susana Claro, Magdalena Aninat, Hernán Rodríguez y Juan Pablo Garrido. Todo el proceso dura alrededor de tres meses.
-¿Cuáles son los focos de estos once proyectos?
-En empleo tenemos dos grandes vertientes: microemprendedores y empleabilidad de jóvenes entre 18 y 29 años en condición de vulnerabilidad. Ahí tenemos un foco también en jóvenes con discapacidad. En el área de educación tenemos dos proyectos que van en la línea del fortalecimiento de las habilidades socioemocionales del niño, desde kínder hasta 8.º básico, y otros cuatro en la línea de la educación media técnico profesional.
-Entiendo que cuentan con US$ 100 millones, ¿cuántos de esos recursos ya han destinado a estos proyectos?
-El endowment es de US$ 100 millones y este año estamos entregando a los proyectos US$ 1,8 millones. Nuestro modelo parte desde una etapa piloto, con montos más pequeños, y luego pasan una etapa de testeo. Los de empleo ya están recibiendo entre 200 y 300 millones de pesos al año. Luego pasan una etapa de consolidación en la que van a recibir 1 millón de dólares. Va creciendo y efectivamente son fondos por US$ 7 millones o US$ 6 millones, pero que se entregan en el tiempo.
-Estos proyectos no son autosustentables, ¿cuál es el desafío en el largo plazo?
-El sueño, y eso buscamos cuando seleccionamos los proyectos, es que tengan el potencial de ser política pública, porque la fundación, con una de sus iniciativas, no va a tener la capacidad de llegar, por ejemplo, a todos los microemprendedores de Chile, pero sí podemos mostrar evidencia, con evaluaciones de impacto, qué es lo que resulta. Es un regalo para Chile, una política pública ya testeada, que funciona y que está evaluada. En el caso de las empresas sociales, la idea es ver si pueden generan mecanismos de sostenibilidad en el largo plazo.
-¿Cuándo parten las primeras mediciones?
-Ahora, el 15 de abril.
-Este año es de consolidación, ¿en 2023 parten con nuevos proyectos o aún no está definido?
-El 2023 no está definido aún.
-¿Cuánto pesa en este tipo de iniciativas la incertidumbre política con un nuevo gobierno y una convención constitucional en marcha?
-Nosotros somos absolutamente apolíticos. Aquí hay que trabajar con el gobierno que esté. La fundación nació en pandemia después de un estallido social y nuestra visión siempre ha sido en el mediano y largo plazo generar políticas públicas robustas y que vayan a lo profundo, porque creemos que a lo mejor serán cinco proyectos, pero que cinco que realmente generan impacto. Estamos abiertos a trabajar con el que esté de turno y ser colaborador activo en lo que se nos pida.