Intervinieron los tres ministros de Estado presentes en la comisión de Trabajo del Senado. Cada uno buscaba ayer aclarar algún punto, pero ninguno pudo convencer -a los integrantes de la instancia- qué busca el Ejecutivo con la indicación sobre huelga.
La propuesta de La Moneda establece que “el empleador, en el ejercicio de sus facultades legales podrá modificar los turnos y horarios de trabajo, y efectuar las adecuaciones necesarias, con el objeto de asegurar que los trabajadores no involucrados en la huelga puedan ejecutar las funciones convenidas en sus contratos de trabajo”.
Mientras la ministra de Trabajo, Ximena Rincón, reiteraba que la indicación no permite el reemplazo interno, el titular de la Secretaría General de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre, aclaraba que “el criterio ordenador” de la redacción busca asegurar que el empleado pueda seguir trabajando, y no minimizar los efectos de la huelga en la empresa.
Ninguna de las observaciones lograba disipar las dudas de los senadores, tanto del oficialismo como de la oposición. Estos últimos -Hernán Larraín (UDI) y Andrés Allamand (RN)- pedían precisar si las funciones convenidas en el contrato debían, además, haber sido ejecutadas con anterioridad y con qué habitualidad.
Quien cerró el debate fue el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés: “Hablar de habitualidad o ejecutadas no nos lleva a nada. Que sea la Justicia y la jurisprudencia la que defina esto”. Es decir, serán los tribunales los que decidirán si un reordenamiento de funciones en una huelga es o no reemplazo.
La indicación se aprobó con los votos a favor de los senadores Juan Pablo Letelier, Jaime Quintana y Carolina Goic.
Junto con respaldar el artículo de huelga, la comisión de Trabajo aprobó las restantes indicaciones del gobierno, como el ajuste en la entrada en vigencia de la reforma de nueve a siete meses; y la que permite a una empresa mandante contratar los servicios de otra firma, cuando la compañía subcontratista esté en huelga, que contó con el voto en contra de Letelier.
También despachó el ajuste que establece obligaciones y criterios para la negociación colectiva interempresa en firmas de menor tamaño, con la incorporación de la Dirección del Trabajo para resolver la obligatoriedad o voluntariedad del proceso, cuando no se cumpla el requisito.
Hoy, en doble turno; y mañana, desde las 9.30 horas y hasta total despacho, se discutirá y votará la reforma en la sala del Senado. El proyecto fue rotulado con discusión inmediata.
Molestia general
La senadora PPD e integrante de la comisión de Trabajo, Adriana Muñoz, no participó en la votación de los ajustes. No lo hizo para “no entorpecer su aprobación”, ya que discrepa con los cambios sugeridos por La Moneda, especialmente con huelga y negociación interempresa. Las diferencias se replican en la bancada de senadores del PS.
Eso sí, la molestia es mucho más profunda en la Cámara de Diputados, donde las bancadas del PC y el PS han adelantado su rechazo a las indicaciones. Lo mismo ocurre en el PPD y la DC, aunque con matices.
El presidente de la comisión de Trabajo del Senado, Juan Pablo Letelier, llamó a los diputados a respaldar el proyecto del Ejecutivo. “Acá estamos avanzando en la reforma que ha presentado la presidenta Michelle Bachelet, para tener titularidad sindical y huelga efectiva sin reemplazo. Son las dos instituciones que queremos asegurar”.
El legislador reconoció que en la Cámara se da “otro equilibrio de fuerzas, (con) más votos que tienen una voluntad para una reforma más dura”. En otras palabras, en la Cámara no hay “una oposición interna” como sí existe en el Senado, representada por algunos senadores de la DC.
Conflicto entre parlamentarios del oficialismo pone en duda aprobación del proyecto
En la Cámara acusan al Senado de convertirse en un "espacio conservador" y de ser rehén de un grupo de senadores de la DC. Es una opinión que se escucha desde diciembre del año pasado. La apreciación es compartida por senadores y diputados de todas las bancadas oficialistas.
La diferencia es que los últimos quieren "mantener el espíritu de la reforma laboral, con titularidad sindical y huelga efectiva sin reemplazo", algo que estaría relativizando el Ejecutivo. En cambio, en el Senado, han matizado sus críticas, han pedido precisiones y optaron por "respetar" la búsqueda de consensos, salvo algunas excepciones.
La molestia, sin embargo, es evidente y así lo expresó la bancada de diputados del PS, que, luego de reunirse con la directiva de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), comprometió su rechazo a las indicaciones formuladas por La Moneda, si éstas son aprobadas por la sala del Senado.
"Las indicaciones sobre derecho a huelga, negociación colectiva interempresa y subcontratación van a ser rechazadas por los diputados y diputadas del Partido Socialista", expresó el jefe de la bancada, Manuel Monsalve.
El parlamentario no se quedó ahí y criticó duramente a la Cámara Alta y al grupo de díscolos de la DC. "Lamento que el Senado se esté constituyendo como un espacio conservador. Más proclive a los intereses de los empresarios, que los intereses de los trabajadores. Lamento que la mayoría que hemos construido en ambas cámaras esté rehén de dos o tres senadores", expresó, en alusión a Ignacio y Patricio Walker, y Andrés Zaldívar.
La presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, valoró la postura de la bancada de diputados socialistas y manifestó que lo único que se logró con la dilación de la tramitación en el Senado, "es que algunos se sientan cada vez más empoderados para plantear restricciones en los pilares fundamentales del proyecto".
Sobre las indicaciones del gobierno a la reforma laboral, la dirigenta sindical sostuvo que "hay que evitar que sean los tribunales quienes tengan que resolver potenciales discrepancias con una ley ambigua".
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