El miércoles y tras dos maratónicas sesiones, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de reforma tributaria, con lo cual la iniciativa pasó a segundo trámite al Senado. En este contexto, uno de los protagonistas del despacho “express” que tuvo el texto fue el presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara, Pablo Lorenzini.
El parlamentario democratacristiano ha sido el blanco predilecto de las críticas desde la Alianza y el empresariado por la manera en que condujo el debate en la instancia y el escaso tiempo -dicen- que brindó para analizar el texto.
Sin embargo, el parlamentario no se inmuta. Señala que los más de 50 invitados a exponer a la instancia y las 16 sesiones en que se analizó el tema reflejan que el debate fue fluido. Asimismo, desliza críticas al Ejecutivo por la “ausencia” de una mayor explicación sobre los efectos que tendrá la reforma.
- Varios actores apuntaron a usted como el símbolo de la “aplanadora” en la discusión.
- Los empresarios iban a la comisión a leer documentos, porque el tema es muy árido y específico, no hay conocimiento a nivel empresarial, parlamentario y político. Y si van a leer, lo que les dije es que hablen 15 minutos la parte política y déjenle a la comisión los estudios técnicos para que los diputados con calma lo analicen después. Esa fue mi forma y, a lo mejor a muchos no le gustó, pero yo soy práctico y me interesaba llegar al punto político de los presidentes de gremio.
- Si tuviera que volver a hacer la tramitación del proyecto en la comisión, ¿qué haría distinto?
- Respecto al Ejecutivo, estuvo bien cómo lo hizo. La coordinación con los parlamentarios también.
Quizá lo que faltó es más información real, aterrizada desde el Ejecutivo, porque se crearon estereotipos: que va a caer la inversión, aumentará el desempleo, que vienen los nubarrones. La gente me pregunta “diputado, me dicen que van a caer las pensiones por el tema del FUT”. Lo que pido es recursos para ir a terreno, a las PYME, a explicar los beneficios de la reforma, enseñarles de manera más práctica la reforma.
Algún impacto habrá de la reforma, sin lugar a dudas, del 100% de la reforma, 90% lo pagan los grandes y 10% los medianos. Habrá mejor educación, salud y calidad de vida, y eso la gente que tiene los medios tiene que pagarlo un poco y eso tampoco lo vamos a negar.
- ¿El Ejecutivo, por negligencia, contribuyó a perder la batalla comunicacional?
- Obviamente aquí estamos tocando platas, era previsible y claro que el empresariado se iba a oponer. Lo mismo se vio en la oposición. Desde ese punto de vista, el Ejecutivo debiera haberse dado más espacio para explicar mejor la reforma, pero no Hacienda, sino la Secom o haber creado una unidad de comunicaciones especial sólo para este tema. Como se hace en campaña.
- ¿Llegó tarde el Ejecutivo a reforzar la campaña comunicacional?
- Se ha reforzado, pero sigue siendo muy en términos técnicos. La gente no entiende la renta presunta, la diferencia entre depreciación acelerada e instantánea. El lenguaje es otro, le estamos hablando al 90% de los chilenos, a ellos hay que tranquilizar. Eso no ha estado y tiene que estar. En la segunda etapa ahí tenemos que centrarnos.
- ¿Cómo anticipa la discusión en el Senado?
- Con mucho respeto a los senadores, en el Senado es otro tipo de debate, las cosas se ven muy por arriba, se dice que se va a recibir a todo el mundo, con tono muy diplomático. Se van a hacer algunos cambios allá, quedaron puntos pendientes: el IVA a la construcción, ajustes en la renta presunta. Hay muchos cambios que hacer en el Senado, pero evidentemente si los senadores creen que allá va a tener resultado el lobby empresarial, no se les olvide que esto vuelve a tercer trámite a la Cámara, y aquí aquello no va a pasar.
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¿Con qué indicaciones insistirá en la negociación con los senadores?
- Ahora, hay un pacto entre los senadores y diputados de la Nueva Mayoría. Cosas menores sí se pueden cambiar. Por ejemplo, yo estoy sugiriendo revisar el IVA al turismo. ¿Por qué no devolverles el IVA como en Europa para fomentar mayor gasto? También debería analizarse cómo se gravará el IVA a la construcción en el caso de las parejas divorciadas y que se dividen la segunda vivienda. Son detalles que se tienen que analizar, pero el corazón de la reforma no se va a modificar.
Ahora, en vez de darle mayores atribuciones al SII, debemos reforzar los tribunales tributarios y aduaneros, que no se tocan en esta ley. Son esos tribunales los que deben tener la capacidad de decir “yo escucho al contribuyente y yo decido, y no que sea Impuestos Internos”.
En estos temas, el ministro debiera ser reflexivo, debiera haber en el Senado algunas indicaciones más. Pero sin lugar a dudas, hay cosas perfectibles. Una reforma de esta naturaleza no es perfecta, hay cosas malas que deberán corregirse con el tiempo. Pero el fondo del concepto es que Chile necesita más dinero y se debe pagar cuando se gana, no cuando se recibe.