Conocido el primero y más importante proyecto de reforma educacional del gobierno, la reacción de la oposición fue inmediata. Incluso algunos de sus representantes siguieron con atención el desarrollo del acto en La Moneda, tras lo cual coincidieron en criticar duramente la iniciativa por estimar que sus “prioridades están equivocadas” y que, tal como está planteado, no mejora la calidad de la educación, que es a lo que debiera apuntar el Ejecutivo.
En este contexto, el senador Andrés Allamand, representante de Renovación Nacional en la Comisión de Educación de la Cámara Alta, vaticinó “un largo debate en el Congreso” de la iniciativa presentada por el Ejecutivo que, según la oposición, significa el fin de la educación particular subvencionada y la posibilidad de que los padres puedan elegir dónde educar a sus hijos. Aunque el senador de RN también aclaró que en su colectividad “sí somos partidarios de mejorar la educación pública”, insistió en que para ello “no hay por qué terminar con la particular subvencionada”.
En la misma línea, la senadora de la UDI, Ena von Baer, también integrante de la comisión, advirtió con inusitada aspereza que la iniciativa gubernamental “constituye un verdadero atentado a la diversidad de los proyectos educativos en Chile”, pues según explicó en el marco de una conferencia de prensa en conjunto con el timonel del partido, diputado Ernesto Silva, a partir del proyecto emblemático de la reforma educacional, un millón 200 mil familias son las que quedarán sin acceso a una educación de calidad que hoy entregan los colegios con copago.
Mientras que Silva no dudó en acusar que la polémica iniciativa constituye “un nuevo maltrato contra la clase media”, enarbolando un discurso similar al asumido en el marco de la reforma tributaria, pues -según aseveró- son principalmente familias de este sector las que optan por inscribir a sus hijos en los colegios particulares subvencionados. Y la diputada María José Hoffmann incluso acusó al oficialismo de haber “levantado las banderas de la educación pública para terminar, de una manera ideologizada, con la libertad de las familias para elegir”.
La fuerte reacción de rechazo de la oposición se veía venir desde la campaña de la actual presidenta y aunque la Alianza no logró evitar el tenor del proyecto, sus representantes confían en que contarán con el respaldo de un sector de la Nueva Mayoría, y particularmente de Democracia Cristiana, para evitar que se concrete el fin al lucro en los colegios particular subvencionados y están dispuestos a dar la batalla.