Hace tres años, el 5 de febrero de 2015, y cuando la presidenta Michelle Bachelet hacía uso de sus primeras vacaciones correspondientes a su segundo mandato, el país conocía del llamado Caso Caval, escándalo que terminó convirtiéndose en un verdadero dolor de cabeza para los inquilinos de La Moneda, pues se involucraba directamente a la familia de la mandataria.
De hecho, fueron los vínculos familiares de los protagonistas del caso, como su hijo Sebastián Dávalos –en ese entonces director sociocultural de La Moneda- y su esposa Natalia Compagnon dueña, junto a Mauricio Valero, de la sociedad implicada en la denuncia - los que terminaron mellando el relato del proyecto que la mandataria le ofreció al país y por añadidura afectando de una manera inédita los niveles de confianza y popularidad de que gozaba hasta ese entonces la gobernante, que hoy a un poco más de un mes de dejar el poder comienza tímidamente a recuperar.
Lo cierto es que si bien en términos procesales el caso sigue abierto –para el 5 de marzo quedó fijada la realización de la audiencia preparatoria del juicio oral- lo que son las implicancias políticas de la polémica que también involucra a figuras vinculadas a la derecha –como es el caso del síndico de quiebras Herman Chadwick- siguen estando latentes y obligando, de alguna manera, a las futuras autoridades lideradas por Sebastián Piñera a estar más atentos a los lazos de quienes serán sus colaboradores a partir del 11 de marzo próximo.
Al respecto el cientista político y académico de la U. Central Kenneth Bunker advierte que en la actualidad uno de los alcances del Caso Caval es el desafío para las próximas nominaciones, porque es un hecho que “los currículum son más importantes hoy que hace 10 años. Tener el mérito no es suficiente, se trata de tener mérito y los papeles limpios”.
Bunker recuerda además que a partir de las propuestas planteadas por la Comisión Engel –nombrada por la Presidenta para separar los vínculos entre la política y los negocios, a raíz también de los escándalos del caso Penta y SQM- es que “hartas cosas cambiaron, la política en general dio un giro a ser un poco más nítida, pero también entrega muchos incentivos para que los principales jugadores jueguen más limpio. Para Piñera en 2010 era más fácil armar equipos que ahora. Hoy están pasando mucho tiempo revisando los antecedentes de todas las personas que van a estar en primera, segunda y tercera línea”.
Desde Cadem, sondeo que viene midiendo de manera semanal la aprobación de la mandataria y sus reformas, el gerente de Asuntos Públicos, Roberto Izikson, reconoce un efeco importante del caso en los niveles de popularidad de la mandataria, no obstante también advierte que a ello tambien ha contribuido la desaprobación de las reformas, la cuestionada gestión de las mismas por parte del gobierno, entre otros episodios.
“Caval provocó una caída muy profunda y significativa. El caso le pega a la Presidenta en un atributo muy propio de ella, la confianza y la credibilidad, importantes a la hora de gobernar”, recuerda Izikson, advirtiendo que no obstante “Caval, Penta y SQM terminan siendo un gran caso de desconfianza a la política y no es que uno haya generado otro, es la suma de los tres que ocurrieron en un período relativamente corto y terminan impactando a toda la clase política. Lo novedoso es que afectan la presideta Bachelet, que parecía ser una política distinta”
En ese, sentido el responsable de Cadem pone una voz de alerta al recordar que “mirando las encuestas de más largo plazo, ésta es la primera vez en la historia política de la presidenta Bachelet que tiene una evaluación más negativa que positiva y eso habla de un cambio de la opinión pública con la forma en como se evalúa a los mandatario (...) Lo que habla de la complejidad que puede enfrentar Piñera en su segundo gobierno, nada hace pensar que no vaya a tener un nivel de desaprobación alto”.
Los otros afectados
Pero así como la popularidad de la mandataria se vio gravemente dañada a partir del caso, que en febrero de ese mismo año obligó a su hijo a presentar su renuncia a la dirección Sociocultural de La Moneda, para a partir de ahí abocarse a su defensa en tribunales, otros colaboradores cercanis a Bachelet II también resultaron afectados.
De hecho uno de ellos fue al que se llamó su “hijo político”, además de uno de los articuladores del regreso de la gobernante a La Moneda y quien fuera su ministro del Interior, Rodrigo Peñaillillo hasta mayo de 2015, fecha en que también salió junto a todo el comité político de ese primer año de gobierno de Bachelet.
Peñailillo, fue reemplazado por el DC Jorge Burgos, luego de que también se conociera que entregó cuatro boletas de honorarios en 2012, por $4 millones a la empresa Asesorías y Negocios Spa, vinculada al caso SQM. Actualmente reside en EEUU donde estudia un doctorado y se encuentra perfeccionandosu inglés.
En tanto el síndico de quiebras Herman Chadwick, a quien se le suspendio el juicio abreviado que había acordado con la Fiscalía, deberá enfrentar este 5 marzo el audiencia de preparación del juicio oral del caso -junto a Compagnon, y Mauricio Valero-. Chadwick está acusado de ventajas indebidas, declaraciones maliciosas e incompletas o falsas y omisión maliciosa de declaración.
El socio de la nuera de la mandataria, Mauricio Valero, es acusado declaraciones maliciosamente incompletas o falsas, usando facturas falsas, y de soborno en la arista Saydex, como representante legal de Caval. La fiscalía pidió, en enero de este año, una pena de 3 años y 1 día de presidio por cada delito. Y según relató Compagnon, Valero “quiere obtener una salida a sus conflictos judiciales con la Fiscalía, vía atribuirnos a nosotros la elaboración de los informes”.
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