DF Lab Opinión/ Portabilidad Eléctrica: la oportunidad para acercarse a los consumidores

Hace nueve meses, el gobierno presentó al congreso el Proyecto de Ley que establece el derecho a la Portabilidad Eléctrica para los clientes regulados en el país, es decir, a todos los hogares de chilenas y chilenos, en una iniciativa que, junto con separar la distribución de la comercialización de electricidad, dará a las empresas del sector una oportunidad clave para transformarse digitalmente y poner a los clientes en el centro.

Se espera que, una vez instrumentada la iniciativa, el principal beneficio para los clientes sea la reducción de las tarifas, producto de la mayor y libre competencia entre las distintas comercializadoras. Pero, además, si esta ley ve la luz, las compañías no van a tener chances de ignorar el hecho de que sus clientes son los consumidores y es una oportunidad para revisar las iniciativas estratégicas y comenzar a ofrecer valor agregado al simple hecho de llevar energía.

Para caminar hacia esta transformación, es fundamental para las compañías que avancen en la instalación de medidores inteligentes en todos los hogares. A España le llevó 10 años lograr que el 90% de los hogares los tengan instalados. En Chile, la plataforma instalada de medidores inteligentes es muy baja. En mi opinión, no se está logrando comunicar a los usuarios el valor que le genera, pero principalmente, las compañías le están agregando poco o ninguno. El valor podría ser enorme si esta tecnología se combinara con un modelo desregulado de tarifas, los condimentos de la electromovilidad que ya está tomando impulso y el impresionante crecimiento de las energías verdes.

A nivel tecnológico, las herramientas para evolucionar la industria están muy desarrolladas. La Computación Cognitiva y la Inteligencia Artificial (AI), permitirían analizar los comportamientos y entregar recomendaciones a los usuarios sobre cómo utilizar más eficientemente la electricidad. Por su parte, gracias a la Internet de las Cosas (IoT) las empresas podrían alertar cuando los artefactos eléctricos estén fuera de la norma y, con modelos de analítica prescriptiva, serían capaces de distribuir eficientemente las brigadas de mantenimiento y dar mejor respuesta a los clientes ante cortes o problemas en su red. Y ni hablar del desarrollo de aplicaciones, que le podría dar a los usuarios información en línea sobre cómo consumen electricidad para que puedan entender cómo optimizar su uso, ahorrando dinero y siendo más eco-friendly.

Si cruzamos el Atlántico y vemos a las compañías de electricidad de las principales potencias europeas, el contraste en el enfoque al cliente es notorio, y va desde poder solicitar el servicio para mi nueva casa con cuatro simples clics en el sitio web, hasta incluso, que la misma compañía me recomiende los mejores planes de electricidad (potencia) en base a mis costumbres y al consumo promedio de las casas de mi nuevo barrio. Además, si lo que estoy haciendo es "portarme" a otra compañía, el trámite requiere sólo cinco pasos y en 24 horas ya estoy recibiendo la energía de mi nueva comercializadora.

Queda en el gobierno darle tratamiento a la ley, tema nada simple, y en las empresas aprovechar el momento para repensar sus estrategias, cambiar su cultura para convertirse en empresas customer-centric, ágiles y flexibles. Pueden subirse a la ola o simplemente esperar a que la ola los golpee.