DF Lab Opinión / E-Wallets: Oportunidades y desafíos regulatorios
"Entre los desafíos que enfrenta la masificación de las E-Wallets, hay asuntos prácticos generales —la instalación de una aplicación por cada billetera que se desee utilizar— a la vez que dificultades de mayor complejidad que no dependen de los oferentes de esos servicios".
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El comercio electrónico, la disponibilidad de nuevas tecnologías y el explosivo aumento del consumo de productos y servicios online van de la mano con el desarrollo de nuevas formas de pago, como las billeteras electrónicas o E-Wallets. Según el último estudio The Global Payments Report de la multinacional FIS Fidelity National Information Services, en Chile las billeteras electrónicas tomaron parte en 12% de las transacciones del e-commerce local en 2021, en tanto que mundialmente las cifras alcanzaron 48,6% del total. Existe, pues, un margen importante de crecimiento para este medio en nuestro país.
Una billetera electrónica es un software o servicio en línea que permite el depósito de fondos desde una cuenta bancaria o tarjetas de pago, o que almacena los datos de una cuenta bancaria o tarjeta de pago por una única vez, bastando a futuro autorizar las transacciones mediante una simple orden, sin tener que agregar una y otra vez los datos de cada medio de pago. A través de éstas, es posible efectuar transacciones electrónicas entre personas a través de distintos medios de pago, pudiendo acceder a la billetera vía una aplicación o un navegador de internet a través de un dispositivo electrónico -un smartphone, un pc, etc.- .
Entre sus ventajas están la comodidad de no llevar una billetera con varias tarjetas y, sobre todo, la eficiencia y seguridad al efectuar pagos. Los riesgos de fraude en compras online se reducen gracias a que en estas transacciones no se utilizan los datos impresos en el anverso y reverso de tarjetas físicas, sino que se utiliza el software cargado en el dispositivo desde el cual el usuario autoriza la compra, existiendo medidas de ciberseguridad como contraseñas de acceso.
Las E-Wallets son, entonces, el punto de partida de un ciclo virtuoso en el ecosistema de medios de pago. Como no necesariamente se asocian a instituciones bancarias, nuevos actores financieros pueden ofrecer el servicio de billetera electrónica. Esto, a la vez, puede beneficiar a los comercios, pues eventualmente recibirán los pagos de clientes con menores descuentos por concepto de pago de tasas y comisiones que los que cobran normalmente los Operadores o Proveedores de Servicios de Pago (PSP) por usar tarjetas plásticas en locales adheridos.
Incluso existen billeteras electrónicas que admiten depósitos de criptomonedas, permitiendo que una transacción en pesos chilenos sea igual de fácil de hacer que mediante Bitcoin, Ethereum u otras. Esto no sólo resulta atractivo para los tenedores de estos activos digitales, sino que abre la oportunidad de que distintos sectores económicos sean más proclives a aceptarlos como medios de pago.
Entre los desafíos que enfrenta la masificación de las E-Wallets, hay asuntos prácticos generales —la instalación de una aplicación por cada billetera que se desee utilizar— a la vez que dificultades de mayor complejidad que no dependen de los oferentes de esos servicios. En Chile, según sea el funcionamiento y modelo operativo de cada wallet, podría haber o no regulación local aplicable. Hay billeteras electrónicas reguladas por normas vigentes sobre medios de pago con provisión de fondos para entidades no bancarias, mientras que hay otras no del todo normadas.
Pese a su creciente expansión en el mundo, en Chile falta superar esos obstáculos regulatorios para la masificación de las billeteras digitales. Las E-Wallets suponen evidentes beneficios para la ciudadanía y las empresas. Estos podrían aprovecharse si se contara con normas claras para su regulación. Esa certeza jurídica facilitaría un ciclo virtuoso al favorecer transacciones más seguras, menos costosas y abriendo nuevas oportunidades de negocio para empresas de medios de pago. Se está perdiendo tiempo.