Karla Carrizo Acevedo
Pese al rechazo mundial y la reacción de grupos como Anonymous, la decisión del FBI estadounidense de clausurar el sitio Megaupload ha tenido un claro impacto en la distribución ilegal del contenido digital protegido por derecho de autor.
Claro, porque muchas páginas y portales que tenían alojados sus archivos (legales e ilegales) en los servidores de la empresa del denominado ‘Kim Dotcom’, quedaron simplemente sin ningún contenido que ofrecer, obligándolas a cerrar sus operaciones. Ese el caso de Megavideo, Megapix, Megalive y Megabox, entre otras.
Efecto dominó
Pero la complejidad para acceder a los archivos alojados en Megaupload (que también sub arrienda servidores, lo que complica el asunto) ha provocado además que muchas otras populares páginas para ver contenido por streamming, como Cuevana o SeriesiD, por ejemplo, tengan serias dificultades para funcionar. Muchas películas sencillamente no cargan.
Pero no sólo eso. El golpe que dio el FBI infundió temor en otros sitios similares que pese a aumentar el tráfico en sus servidores, tomaron resguardos inmediatos o incluso decidieron cerrar de manera voluntaria para no correr la misma suerte que el dueño de Megaupload, quien actualmente se encuentra preso en Nueva Zelanda.
En Fileserve la primera medida que tomaron tras conocerse el caso fue terminar con su programa de recompensas a los usuarios que más archivos compartieran. La alemana Rapidshare (con base en Suiza) tomó otro camino y decidió distanciar su imagen de la compañía propiedad de Kit Dotcom, declarando que su oferta “es diferente”.
BT Junkie, el motor de búsqueda de ficheros torrents, cerró después de siete años. “La decisión no fue fácil, pero hemos decidido cerrar voluntariamente nuestro sitio. Hemos estado luchando durante años por su derecho a comunicarse, pero es la hora de seguir adelante”, dijeron sus sueños en su popular página.
Aún cuando no puede atribuirse como causa-efecto, el fin de semana que siguió a la clausura del sitio se observó un incremento de 32% en la asistencia a los cines en Estados Unidos. Este aumento fue destacado en varios medios de ese país ya que fue inusual considerando los pocos estrenos y películas taquilleras en cartelera.
El futuro de la red
La duda que surge ahora es si la decisión del FBI de cerrar Megaupload representa un punto de inflexión en el uso de Internet para ver películas, conciertos o series de televisión sin pagar por ello.
“La única forma que tienen los gobiernos para acabar realmente con el intercambio de archivos es poner fin directamente a Internet”, dijo el abogado español y experto en temas de propiedad intelectual, Javier de la Cueva, al diario Proceso de México.
Las declaraciones del jurista se suman a otras voces que coinciden en que es muy probable que la medida del FBI no tenga incidencia en el mundo del copyright debido a que surgirán nuevos sitios similares a Megaupload.
Para Constanza Sturm, editora del blog especializado en tecnología, FayerWayer, los archivos seguirán compartiéndose en Internet. Y aunque reconoce que “es difícil saber cómo”, advierte que la forma de compartirlos “cambiará”.