Versión actualizada del libro que Rafael Gumucio lanzara hace ya nueve años y que hoy día es publicado por editorial Hueders en 213 páginas.
En su obra, Gumucio intenta darnos su personal visión de la historia de Chile presentando a sus principales protagonistas desde Almagro a Piñera. Pero el libro no es una versión criolla del “El culto de los héroes y lo heroico en la historia” de Thomas Carlyle, quien al inicio de su famosa obra señalaba: “Nos proponemos la tarea de discurrir acerca de los grandes hombres... de los héroes, del papel que les tocó representar y del éxito que obtuvieron, de aquello que denomino culto del héroe, y de lo heroico en los humanos asuntos”.
El libro de Gumucio es precisamente todo lo contrario. De hecho, los nombres que cruzan sus páginas representan más bien, la oscura, a veces vergonzosa y siempre nada heroica realidad de nuestra historia patria.
Con Diego de Almagro, líder de los españoles “perdedores” que llegaron como última opción de riqueza a Chile y que Alonso de Ercilla, describiera en “La Araucana” como los héroes del fin del mundo, se da inicio, según Gumucio, a una larga tradición de mentiras, verdades a medias y mitos de los que está hecha la historia de Chile.
Desde Diego Portales, el héroe criollo que inventamos como constructor de la república, pasando por Manuel Montt y José Joaquín Pérez, íconos de la siesta eterna de Chile y que tuvimos que vestir con el ropaje de orden, tradición republicana y fortaleza institucional, Gumucio va describiendo con humor, la era del “Consenso Oligárquico” como la llamó Gonzalo Vial.
Consenso que Alessandri, el León de Tarapacá, rompe en 1920, despertando a las masas olvidadas de la siesta eterna. Descubrió que al chileno le gustaba el espectáculo y éste duró hasta 1932, después de cinco golpes de estado.
De ahí Frei y Allende, egos gigantescos en pugna, que inauguraron el período mesiánico de la política chilena, vistiendo de lucha por el pueblo, sus ambiciones desmedidas.
El resultado: Pinochet con el pan (y el garrote) y don Francisco con el circo. Solo en 1990 llegaría la Concertación y la continuidad ...
¿Cual es la idea central que articula esta historia de Chile? Difícil decirlo.
A título personal, me atrevería a decir que Gumucio describe nuestra historia como una cueca, como la descrita por González Vera en “Vidas Mínimas” (otro de los protagonistas de Gumucio). Ese baile en donde el huaso hace que busca pero no busca, y la china como que quiere pero no quiere. Ni mucho ni poco, ni tan cierto ni tan falso, ni tan heroico ni tan cobarde, ni tan ilustre ni tan despreciable.
Así es la historia de Chile, según Rafael Gumucio, construida sobre los grandes pilares de nuestros mitos nacionales, que nos permiten tener una visión coherente y heroica, de un pasado sin rumbo y sin grandes héroes.