El creciente llamado global para adoptar compromisos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG, por su sigla en inglés) ha ganado un impulso considerable en los últimos años. Este movimiento ha llevado a las empresas a reevaluar sus estrategias, priorizando inversiones que no solo generen rentabilidad económica, sino que también tengan un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
Los gobiernos a nivel mundial, conscientes de la urgencia de estas demandas, han establecido agendas robustas para abordar estos desafíos, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, el Acuerdo de París y otras iniciativas internacionales.
En respuesta, las instituciones financieras han comenzado a integrar criterios ESG en sus productos y servicios, impulsadas no solo por la presión regulatoria, sino también por la creciente demanda de los inversionistas interesados en portafolios sostenibles.
La incorporación de estas métricas en las carteras ha estado impulsada por “una mayor conciencia sobre el impacto del cambio climático y la importancia de la sostenibilidad, así como una demanda creciente por parte de los inversionistas por instrumentos y mecanismos financieros resilientes a la acción climática”, sostuvo la gerenta de servicios de cambio climático y sostenibilidad de EY, Daniela Ochoa.
Transición a lo sostenible
El camino para integrar métricas ESG en el sector financiero comenzó a cimentarse en la década de los ‘90. En 1995, se fundó Sustainable Asset Management (SAM), una gestora de fondos pionera en este ámbito, que lanzó el primer fondo de inversión centrado exclusivamente en activos sostenibles.
Cuatro años más tarde, SAM y Standard and Poor’s (S&P), proveedor global de índices financieros, lanzaron el Dow Jones Sustainability Index (DJSI), el primer selectivo con exposición a empresas que cumplen con criterios de sostenibilidad. En sus inicios estaba compuesto por 228 compañías (en la actualidad son 325).
Hasta la fecha, y en medio de la proliferación de herramientas de análisis comparativo para criterios ESG, este índice se mantiene como un referente del estándar global, según diversos actores del mercado. Sin embargo, más de 37 mil selectivos en el mundo siguen estas métricas, tanto selectivos globales, regionales y sectoriales, de acuerdo con S&P.
La oferta de productos financieros que cumplen con estos estándares ha evidenciado un fuerte incremento, por lo que Morgan Stanley Capital International (MSCI) ha desarrollado diversas herramientas para medir el desempeño de diferentes vehículos de inversión sobre la base de estos criterios. Estas herramientas califican los productos en una escala que va de AAA, que representa el nivel más alto de cumplimiento, a CCC, que indica el nivel más bajo.
Productos internacionales
Entre los productos destacados en este ámbito, BlackRock ofrece uno de los ETF más populares del mercado: el “iShares ESG Aware MSCI USA ETF”, que en lo que va de 2024 ha generado una rentabilidad superior al 16%.
El fondo, cotizado en bolsa, tiene una calificación AA por MSCI, y está expuesto a 277 empresas, entre las que se incluyen Microsoft, Apple, Nvidia, Amazon, Alphabet, Meta, Eli Lilly, JPMorgan, UnitedHealth, Costco y Coca-Cola, entre otras. Tiene una comisión de 0,15%.
Otro vehículo de inversión relevante para el mercado es el “JPMorgan ESG Emerging Markets Equity Fund”, diseñado para “proporcionar crecimiento de capital a largo plazo invirtiendo principalmente en empresas de mercados emergentes con características ambientales y sociales positivas o en compañías que demuestren mejoras en estos aspectos”, según el banco.
Este fondo ha obtenido una rentabilidad de 2,15% en lo que va de 2024, con participaciones destacadas en empresas como Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), Tencent, Mahindra and Mahindra, BBVA y Mercado Libre.
En lo que se refiere a la acción gubernamental, el académico de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes, Javier Mella, señaló que, a nivel internacional, uno de los activos más relevantes con estas métricas “son los fondos soberanos de Noruega, que aplican criterios de exclusión, por ejemplo, para la energía producida a partir de carbón”.
Impulso ESG en Chile
“En Chile, los pioneros en la adopción de métricas ESG han sido los emisores de valores regulados por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF)”, sostuvo la ejecutiva de EY.
Hace pocas semanas, Bci Corredor de Bolsa lanzó su Portafolio Accionario ESG, compuesto por Banco Santander, EnelChile, Latam, Cencosud, Parque Arauco y SQM. “Todas aquellas cuentan con amplios y sólidos fundamentos ESG, y nota MSCI BBB o superior”, afirmó la gerenta de estudios y estrategia de Bci Corredor de Bolsa, Rosario Miquel.
Agregó que la creación de este portafolio responde a “demandas específicas de los inversionistas”, y subrayó que “están cada vez más preocupados por la emergencia climática y la situación mundial que estamos atravesando”.
Para entrar a esta cartera, los clientes deben realizar una inversión mínima de $ 3 millones, y la operadora recomienda una permanencia igual o mayor a un año. En los últimos 12 meses, el portafolio ha tenido una rentabilidad de 5,3%.
Por otro lado, Santander ha mostrado una actividad destacada en la implementación de métricas ESG. La entidad administra cuatro fondos mutuos ESG, que manejan alrededor de US$ 150 millones, lo que representa cerca del 60% de la participación de mercado en esta categoría.
La analista de inversiones y ESG lead de Santander Asset Management, Lorena Concha, afirmó que estos fondos mutuos “dan acceso a acciones locales, de mercados desarrollados, renta fija local y latinoamericana”.
Añadió que “estos fondos no tienen una rentabilidad determinada, pero sabemos que, en general, los fondos que dan acceso a clases de activo de perfil más agresivo como acciones obtendrán un mejor desempeño en el largo plazo que los de fondos más conservadores”.
Ambas ejecutivas coincidieron en que no existe un perfil de cliente específico para sus productos bajo estas métricas, señalando que el interés es transversal a edades y tipos de inversionistas, tanto retail como institucionales.
La CMF es el principal ente encargado de supervisar el cumplimiento de criterios ESG en Chile, apoyada por iniciativas de autorregulación y certificaciones independientes. Hace unos años, implementó la Norma de Carácter General N° 461, que “obliga gradualmente a las empresas bajo su supervisión a reportar en sus memorias aspectos de sostenibilidad y gobierno corporativo, mejorando así la transparencia sobre estos aspectos”, concluyó Mella.
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