Tasa de desempleo
Las cifras del mercado laboral se condicen con el buen pasar que está enfrentando la economía chilena, cuya recuperación se ha tendido a consolidar tras la crisis internacional y el shock adicional que enfrentó debido al terremoto
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En 7,6% se ubicó la tasa de desocupación nacional durante el trimestre móvil agosto-octubre, de acuerdo a lo informado ayer por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Anticipado por algunos analistas locales, el detalle de este resultado entrega antecedentes auspiciosos respecto a la evolución que está exhibiendo el mercado laboral chileno.
La cifra conocida, de hecho, no sólo equivale a una baja de 0,4 punto porcentual al compararla con igual lapso de 2009, sino que se trata de la menor del año y revela que en el país se han generado más de 300 mil empleos en el transcurso del mismo.
Esto último obviamente debiera dejar satisfecho a la administración Piñera, la cual desde la campaña presidencial comprometió la creación de 200 mil puestos de trabajo anuales y de un millón en el período de gobierno respectivo.
Por lo demás, esta disminución en el
desempleo está sustentada en ocupaciones que se entienden de mayor estabilidad, como son aquellas que se vinculan al segmento de los asalariados. Este grupo volvió a aumentar en el tercer trimestre, en circunstancias que se constató una desaceleración en el caso de los cuenta propia, que son característicos de momentos más complejos para la actividad productiva y que habían tenido un protagonismo en los meses anteriores.
En suma, las cifras del mercado laboral se condicen absolutamente con el buen pasar que está enfrentando la economía chilena, cuya recuperación se ha tendido a consolidar tras la crisis internacional y el shock adicional que enfrentó debido al terremoto.
Decidor, en esta línea, es que los sectores que destacaron en materia de absorción de ocupaciones en agosto-octubre fueron industria y construcción, que revelan inversión; en circunstancias que disminuye el empleo en el comercio, más bien determinado por el consumo interno.
Así y todo, estos positivos antecedentes también dan cuenta del desafío que enfrenta el país -y las autoridades respectivas- en materia de mantener este ritmo de creación de empleos o, por lo menos, de evitar que se frene, con el consiguiente riesgo que ello acarreee presiones salariales en los próximos meses.
Sobre todo porque a estas alturas los cesantes suman más de 500 mil en el país y el camino hacia el desarrollo exige una mayor capacidad de la economía para incorporar fuerza de trabajo, idealmente más capacitada.
Clave para esta última tarea es lograr tasas de inversión más altas en el país, que respalden niveles de crecimiento sostenibles de la actividad del orden de 6% comprometido por la autoridad.