La fidelidad creativa de los carismas
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*Secretario Ejecutivo de la Fundación Cardenal Raúl Silva Henríquez
Con la presencia de su Copresidente, Don Jesús Moran Cepedano, el Movimiento Apostólico de los Focolares, fundado por la italiana Chiara Lubich en el año 1943, ha celebrado en Chile los 50 años de su llegada. Diferentes actividades se han realizado llevando cada una el sello de su propio carisma centrados en una dimensión de vida de comunión en lo espiritual y de un marcado compromiso por la fraternidad en la manera de encarnarse y hacerse presente en la sociedad.
Varios de los participantes han tenido la oportunidad de reencontrase con Jesús Moran que en la década de los años 80 y 90 lo habían conocido cuando era estudiante de Teología y, al mismo tiempo, docente del área de formación general en el Campus San Joaquín de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En el año 2004 Morán deja Chile porque es llamado a asumir la responsabilidad del Movimiento, primero en México y luego desde el año 2008 en la sede central ubicada en la cercanía de Roma, la ciudad de Rocca di Papa, primero como responsable de la formación de los miembros del Movimiento y luego, desde el año 2014, viene elegido por la Asamblea general como Co-presidente del Movimiento junto a María Voce, Presidenta actual y primera sucesora de Chiara Lubich desde su muerte en el año 2004 y hoy en proceso de Beatificación.
El movimiento es conocido también como Obra de Maria y actualmente está presente en todas las latitudes.
-Entre sus actividades en Chile ha sido presentado su libro: “Tomar el pulso al tiempo’”. ¿Cuál es el significado de esta expresión?
- He querido poner algunas reflexiones para el momento que estábamos viviendo, después de la muerte de Chiara Lubich (1920-2008), fundadora del movimiento de los Focolares, y de la primera generación que con Chiara ha fundado el Movimiento. Ha comenzado una etapa de actualización del carisma. Otros movimientos laicales están viviendo lo mismo. Pero también los carismas históricos, muchos están en ese proceso. Hay que tener en cuenta, que no es lo mismo hablar de actualización para un movimiento que tiene 80 años que una congregación religiosa que tiene ocho siglos, como los franciscanos, por ejemplo. Ellos saben qué significa actualización.
- Usted habla de Fidelidad Creativa para los carismas de la Iglesia, frente a los cambios sociales y culturales. ¿A qué se refiere con esta expresión?
- Lo que propongo en el libro es una reflexión acerca del concepto de “fidelidad creativa”, término que en primer lugar usó San Juan Pablo II. Un tema válido para todo carisma, es decir fidelidad al carisma y, al mismo tiempo, capacidad de innovación, de creatividad, siempre como fruto del Espíritu. Pero obviamente estas reflexiones están situadas en un contexto más amplio que es la Iglesia. Un carisma es Iglesia; un carisma tiene sentido en la Iglesia, nace en la Iglesia, es un don que brota en la Iglesia misma y vuelve a la Iglesia, sino un carisma no tiene ningún sentido si vive para sí mismo. Entonces la reflexión también puede aplicarse a la Iglesia misma en estos tiempos. Y esto encuentra mucha sintonía con el sentir del Papa Francisco y su aporte a la Iglesia universal.
La misma Chiara Lubich durante su vida ha dado maravillosas pruebas de esta constante actualización de sus intuiciones, tanto que, en rigor, las actualizaciones posteriores (y por ende las nuestras también) deberíamos llamarlas re-actualizaciones. Basta pensar en la evolución de la perspectiva ecuménica. En efecto, en los inicios del Movimiento, cuando alguien le preguntó a la fundadora de los Focolares si su ideal de unidad tenía algo que ver con el ecumenismo, recibió como respuesta un decidido “no” y hoy vemos, en cambio, cuánto ha contribuido a la unidad de los cristianos.
La realidad de un carisma, de por sí, es siempre completa; la que no está nunca terminada, en cambio, es su actualización. Solo así ese mensaje sigue generando vida en el hoy de la historia. Y en este sentido en el libro se desarrolla un concepto que es la “generatividad”.
- El mundo de la política y de la Economía viven los efectos de las marcadas tendencias del individualismo que caracteriza la cultura contemporánea. Fuertes contraste cruzan a los partidos y movimientos políticos, que terminan alejando a los ciudadanos de un interés por la misma política y vida pública. El Movimiento de los Focolares, en muchas de sus iniciativas, propone la fraternidad como el gran principio para retomar el camino de comportamientos virtuosos especialmente en la política y en una concepción de una economía al servicio del hombre y con un rostro más humano. ¿Podría señalar algún espacio de partida para que este principio tenga un camino de aplicación en las categorías de la política y de la economía?
- Es evidente que uno de los males de este tiempo es haber reducido la economía a finanzas. Se han configurado estos grandes Holding a nivel mundial, de tipo financiero, donde el interés ya no es la creación de riqueza y menos de creación de empleo, de trabajo, sino una cuestión de poder. Obviamente, una economía reducida a finanzas es una economía que se pone al servicio de poderes hegemónicos, que ahora con la globalización son transversales. Esto lleva a una des virtualización de la economía en su sentido más pleno, porque la economía es el cuidado de la casa, de la casa de todos, donde todos tenemos que estar bien. Yo siempre hablo de transglobalización, es decir, algo que haga sistema como una efectiva sociedad civil, organizada con experiencias positivas y en red, continuamente, que sepan resistir a esta tendencia.
En ese sentido, la experiencia del Movimiento de los Focolares en Economía de Comunión quiere ser esto, con su red mundial de empresas que al interior del mercado configuran un modelo de gestión, donde a la producción de riqueza se asocian nuevas dimensiones al momento de definir el destino de la misma riqueza que se ha generado.
La solución de problemas de pobreza con una red mundial muy variada es una propuesta económica alternativa, que puede hacer efectivas propuestas para la solución de problemas también estructurales de pobreza justamente porque estas empresas asocian a la actividad productiva, la centralidad de la persona humana y el bien común. Para poder tener peso, efectivamente el número de empresas de Economía de Comunión, pequeñas y grandes en red debe aumentar. El modelo de Economía de comunión no se sitúa fuera del sistema porque es desde dentro del sistema que se producen los cambios. Como usted señalaba en la pregunta, es necesario cambiar la mirada que supera los individualismos y abre la perspectiva, a caminos virtuosos que conducen no solo a actitudes solidarias aisladas, sino que instauran la fraternidad como perspectiva y eje principal del actuar en economía y también en la política.
-La espiritualidad del Movimiento de los Focolares es definida como una espiritualidad de comunión. Sabemos que el Movimiento nace al interior de la Iglesia católica. ¿En qué medida este tipo de dimensión espiritual o religiosa, puede contribuir a un Chile distinto?
- El Evangelio es una experiencia religiosa, una experiencia de Dios, pero también un programa social. Cuando Jesús proclama el Reino de Dios es un Reino donde no hay excluidos, no hay estatus, no hay castas, donde hay una igualdad profunda con estándares distintos. Porque hay gente que le gustará vestir bien y gente que no le importe tanto, aunque tenga el mismo nivel de ingresos; hay gente que le gustará vivir en una casa muy bonita y otro que no le da importancia a eso, y prefiere hacer vacaciones en un camping. Puede haber estándares distintos, pero evidentemente lo que Jesús entiende por Reino de Dios es un tipo de sociedad donde no puede haber excluidos, gente que no participe del banquete, que no tenga dignidad para el banquete.
El movimiento de los Focolares tiene su inspiración allí, en este programa que viene de las Bienaventuranzas. ¡Cuando habla de la unidad, la unidad es la unidad de todos! La unidad es gente de todos los colores, de todos los estratos sociales, con inteligencias distintas, hombres y mujeres, indígenas y emigrados, criollos… Creo que puede dar una gran contribución hoy a Chile.
Creo que puede ser una gran contribución, porque tiene muchos elementos que apuntan a la construcción de esta sociedad, ya sea desde la forma de vida, desde el punto de vista cultural, del punto de vista estético, del punto de vista intelectual.