Merkel intenta sofocar rebelión interna contra el rescate griego

La canciller Angela Merkel lucha para contener una gran rebelión dentro de su propio partido esta semana cuando el Parlamento alemán se pronuncie sobre un nuevo plan de rescate para Grecia por 86.000 millones de euros.

Merkel ha reprogramado sus visitas a Italia y Brasil para maximizar su estancia en Berlín, y se ha movilizado a los jefes de grupo para disuadir a los posibles rebeldes de que voten en contra del rescate en el Bundestag mañana miércoles.

En una intervención el domingo en la televisión nacional, la canciller buscó apoyos para el acuerdo de rescate, señalando que el primer ministro griego Alexis Tsipras había cambiado su enfoque tras una "confrontación real" con los acreedores.

El tercer rescate internacional de Grecia, que fue aprobado por los ministros de Finanzas de la eurozona el viernes por la noche, afronta procesos turbulentos en algunos parlamentos del bloque esta semana ante las dudas que continúan surgiendo sobre su viabilidad.

Alta apuesta en juego

El acuerdo obtendrá la aprobación legislativa alemana gracias al apoyo de los socialdemócratas, pero una gran rebelión de los demócratas cristianos y de su partido hermano bávaro, la CSU, supondría el mayor reto para Merkel desde que asumió el poder hace una década y podría minar su reputación de invulnerabilidad política.

También podría generar temores a que si el plan de rescate a tres años de Grecia sufre dificultades por su implementación en Atenas o por una relajación de la deuda, pudiera crecer la oposición a la entrega de los plazos del préstamo tanto en el Parlamento alemán como entre una población alemana cada vez más escéptica.

La aprobación en los parlamentos de Alemania y otros Estados de la eurozona, entre ellos Holanda y Estonia, es el último obstáculo político para el acuerdo de rescate, tras meses de difíciles negociaciones en las que Grecia se situó al borde del impago, la crisis financiera y la salida de la moneda única.

Merkel descartó ayer una quita sobre la deuda griega, pero aseguró que había "margen de maniobra" para una relajación de la deuda.