En entrevista con una radio del interior de Sao Paulo, la presidenta Dilma Rousseff dijo que es "fundamental tener mucha calma" para enfrentar la crisis política y económica y calificó como una "versión moderna de un golpe" de Estado usar la crisis como un mecanismo para llegar al poder.
Consultada sobre la estabilidad de su gobierno, Rousseff dijo que todavía existen "lamentablemente en Brasil" personas que no se resignan al hecho de que el país sea "una democracia sólida". "Para esas personas generalmente, mientras peor (estén las cosas), mejor. En el área de la economía o la política. Están esperando una oportunidad para navegar en aguas agitadas".
Durante la visita, manifestantes contrarios al gobierno organizaron una protesta, aunque no pudieron llegar al lugar del evento que se mantuvo cercado. La policía utilizó detectores de metales y requisó los muñecos inflables usados por los detractores.
Partió el impeachment
En tanto, en el Congreso, la Cámara de Diputados destinó la mayor parte de la sesión del martes para discutir el impeachment contra la presidenta, en una jornada que se prolongó hasta la madrugada de ayer.
El plenario fue palco de un intenso debate, con gritos y abucheos, y según la oposición, marcó el inicio del proceso de impugnación contra la mandataria.
La confusión comenzó luego de que la oposición presentara al presidente de la cámara baja, Eduardo Cunha, una consulta de procedimiento, exigiéndole una respuesta formal sobre cómo se deben llevar adelante sus pedidos de impeachment contra Rousseff.
El cuestionario incluía más de dos docenas de preguntas a lo largo de 17 páginas, la mayoría de ellas relacionadas con temas de procedimiento ya definidos por el reglamento, entre ellas, si se actuará de la misma forma que durante el voto de censura al ex presidente Fernando Collor de Mello, en 1992.
Uno de los principales puntos que deberán ser respondidos es si los presidentes de la República pueden ser juzgados por actos cometidos en mandatos anteriores, cuando tienen relación con las responsabilidades de su cargo, es decir, hasta donde se extiende su inmunidad. La respuesta de esta pregunta podría sustentar una acusación por los denominados "pedaleos fiscales" de 2014 (un caso relacionado con el financiamiento del presupuesto con préstamos de bancos estatales).
La oposición también preguntó sobre cómo se conformará la comisión especial que resolverá sobre la admisibilidad del procedimiento y cómo será la elección del presidente y del relator de esta comisión.
También consultó la posibilidad de presentar candidatos alternativos en caso de que el criterio de selección sea el tamaño de las bancadas.
Carteles e insultos
La oposición desplegó además carteles con la consigna "no al impuesto a las transacciones financieras" y tildó a la presidenta de "mentirosa". Los parlamentarios oficialistas improvisaron sus propios carteles con la frase "no a los golpistas", y acusaron a sus adversarios de querer dar un golpe con el pedido de impugnación a Rousseff.
El clima comenzó a enardecerse cuando el líder del Partido Demócrata, Mendonça Filho, leyó el documento entregado a Cunha. Los defensores de Rousseff argumentaron que no se respetaron los procedimientos debidos. Cunha no dio un plazo para su respuesta, pero dijo que no evadirá el asunto.
El vicepresidente de la cámara, el oficialista Sílvio Costa, acusó a Cunha de "despreciar la democracia" y de "estar haciendo el juego de los golpistas".
Para la oposición, la discusión marcó el inicio del proceso de impugnación de Rousseff. El pedido de impeachment registrado por el abogado Hélio Bicudo, sería ingresado a la cámara de diputados hoy jueves, señalaron los diputados.
Uno tras otro, los legisladores ocuparon la tribuna alternándose para salir en defensa o en ataque de Rousseff.
Durante una de las presentaciones se produjo una discusión paralela entre dos parlamentarios que intercambiaron insultos y tuvieron que ser separados por sus colegas.