Durante su larga y controvertida carrera, el presidente de Samsung Electronics, Lee Kun-hee, transformó a la compañía familiar desde una pequeña empresa de alimentos deshidratados en el mayor fabricante de televisores y celulares del mundo. Sin embargo, no todo ha sido fácil en la construcción de su imperio. Para continuar el legado, nombró a su único hijo varón, Lee Jae-yong, como vicepresidente y eventual sucesor al mando de la compañía.
Pero hay integrantes de la familia que podrían impedirlo. “Somos líderes, pero debemos cuidarnos la espalda”, dijo el actual presidente de Samsung, una frase que si bien podría apuntar a la competencia, perfectamente podría referirse a sus hermanos, los que han recurrido hasta la justicia para quitarle el control de la firma más poderosa de Corea del Sur.
Lazos familiares
Lee Kun-hee, de 71 años, es el hombre más rico de Corea del Sur. Su padre, Lee Byung Chul, fundó en 1938 lo que es hoy el mayor grupo de negocios del país asiático. En 1967, el patriarca de la familia eligió a su hijo Lee Maeng-hee para que controlara la empresa, pero su agresivo estilo de manejo causó fricciones con el círculo cercano del fundador.
Los lazos con sus hijos se vieron severamente afectados luego de que el segundo de ellos, Chang-hee, dijera al gobierno de entonces que su padre tenía US$ 1 millón en un fondo para usos ilícitos en el extranjero. Además, Lee Byung-chull creía que su primogénito estaba involucrado en un complot para desacreditarlo.
Optó por enviar a Chang-hee a Estados Unidos y en 1976, cuando le diagnosticaron cáncer, decidió que Kun-hee debía tomar el control de los negocios. Chang-hee murió en 1991.
En febrero de 2012, a 25 años del fallecimiento de Lee Byung-chull, sus herederos quisieron recuperar un trozo del mayor fabricante de electrónica de consumo de Asia. Lee Maeng Hee y su hermana, Lee Sook Hee, demandaron al actual presidente de Samsung exigiendo parte de las acciones de la aseguradora Samsung Life Insurance en poder de su hermano menor.
Debido a la complicada propiedad de Samsung, quien controle a la firma aseguradora efectivamente controla a Samsung Electronics. Los demandantes sostuvieron que cuando los activos del padre fueron divididos entre los herederos, Lee Kun-hee se quedó con toda la participación al ocultar algunos de los activos del fundador en cuentas con otros nombres.
El presidente de la compañía negó todas las acusaciones. A mediados de abril del año pasado señaló a reporteros que no tenía “intención de dar un centavo” porque los temas de la herencia habían sido resueltos cuando su padre murió, citó Bloomberg. Además, aclaró que su hermano mayor había sido aislado de la familia por ser desleal con su padre, y que su hermana comenzó a generar problemas después de que se casó un integrante de la familia Keumsung, que controla al grupo rival LG.
Finalmente en febrero de este año, un tribunal decidió que Lee Kun-hee no tenía que renunciar a sus acciones en la firma y que para la justicia había sido difícil reconocer los activos que estaban ocultos en otras cuentas.

Dudas sobre el heredero
Con la inminente llegada del nuevo heredero a la compañía, el drama del traspaso de activos vuelve a rondar, ya que surge la posibilidad de que la transferencia de las participaciones a Lee Jae-yong pueda provocar suspicacias en sus parientes.
Por otro lado, están las dudas sobre su capacidad de liderazgo, ya que los críticos dicen que carece del carisma y conocimiento del negocio que tiene su progenitor. Pero tendrá la oportunidad de revertir esas opiniones cuando junto a su padre tengan que superar un nuevo escollo: la Comisión de Comercio Internacional de EEUU prohibió el viernes a Samsung importar dispositivos que infrinjan patentes de Apple. No obstante, la decisión no es definitiva, ya que el presidente Barack Obama aún puede anular el fallo.
Los escándalos de Lee Kun-hee
Lee Kun-hee, el presidente de Samsung, ha estado involucrado en una serie escándalos durante su carrera.
Fue condenado en 1996 por pagar sobornos a ex mandatarios para conseguir contratos del gobierno, a pesar de que dijo que eran donaciones políticas.
Un año más tarde, recibió el perdón del entonces presidente Kim Young-sam.
En 2007, fue condenado nuevamente por evasión tributaria.
Los abogados demandantes dijeron que Lee evadió impuestos a la renta al transar acciones en unidades de Samsung a través de cuentas escondidas a nombre de otros ejecutivos, y que incumplió obligaciones fiduciarias porque sabía de la venta ilegal de bonos de dos compañías del grupo Samsung.
Como resultado, Lee renunció a su cargo, pero en 2009 recibió otro perdón presidencial, del mandatario Lee Myung-Bak.
Lee Kun- hee volvió a la presidencia del grupo en 2010.