La creencia de que la globalización sólo
amenaza al empleo de la población menos cualificada ya no es exacta,
debido a la competencia procedente de países como China y la India,
que cuentan con un creciente número de trabajadores altamente
preparados, según un informe publicado hoy.
El estudio "¿Está la Europa social preparada para la
globalización?" concluye que ese fenómeno conlleva "una nueva ola de
impactos" que rebaten la idea de que sólo afecta a las personas con
menor formación, ha dicho en rueda de prensa el autor del informe,
el profesor Iain Begg del London School of Economics.
Begg explicó que aunque la globalización tendrá impacto sobre
todo en los sectores con mano de obra poco cualificada, buena parte
de las actividades económicas europeas que emplean a personas de
esas características, por ejemplo las peluquerías, no se verán
afectadas por la competencia internacional.
Sin embargo, algunas industrias muy competitivas sí podrán sufrir
el impacto, mientras que ciertos segmentos tendrán grandes
oportunidades gracias a la globalización, como la investigación, el
diseño o la alta costura.
Para afrontar la competencia de los países emergentes, la
política prioritaria de la UE ha de ser la generalización de los
cursos de aprendizaje permanente, algo que permitirá a los
trabajadores un reciclaje profesional continuo y les facilitará su
adaptación a los cambios en el mercado laboral, según el autor del
estudio.
No obstante, la educación no será suficiente en todos los casos y
habrá que prever además políticas sociales para paliar esos efectos,
como el establecimiento de salarios mínimos o el acceso a subsidios
y ayudas.
El informe asegura que muchos de los miedos en torno a la
globalización son exagerados y que, incluso en los casos en que
están justificados, suelen basarse en análisis incompletos del
proceso.
Tampoco está probado, afirma el estudio, que la globalización
haya supuesto un deterioro del estado del bienestar, dado que el
porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) que la UE destina a la
protección social se mantiene en torno al 28 por ciento desde
principios de los noventa.
El informe subraya que la adaptación a los cambios hará necesaria
la renovación del modelo social europeo.
Los países deberán dotar a la economía de los medios necesarios
para garantizar su competitividad, lo que exigirá invertir en
actividades de futuro y ajustes para poder hacer frente al cambio
climático, el envejecimiento de la población y las nuevas fuentes de
competencia.
Las conclusiones del estudio se debatirán en una conferencia el
16 de este mes en Bruselas.
Según un reciente Eurobarómetro, el 47% de los europeos
considera que la globalización es una amenaza para el empleo y las
empresas de su país, frente a un 37% que la percibe como
una buena oportunidad para las empresas.