Washington/Menlo Park
Donald Trump se acerca a la decisión de terminar con el programa que protege a los migrantes no documentados que llegaron a Estados Unidos como niños de ser deportados, una decisión que desencadenaría una amplia controversia, pero dejaría satisfechos a muchos de los adherentes del presidente.
El mandatario está considerando terminar el programa de la época de Barack Obama sujeto a un retraso de seis meses que en principio daría al Congreso tiempo para aprobar una ley de reemplazo, informaron varios medios estadounidenses la noche de domingo.
Si Trump termina con el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, su sigla en inglés), provocaría rechazo entre los demócratas y preocupación entre los republicanos moderados, además de causar agitación en una población de casi 800 mil Dreamers que trabajan y estudian en EEUU.
DACA protege a ciertos postulantes de ser deportados y les permite trabajar y estudiar. El programa es popular entre los principales miembros de ambos partidos.
El viernes, el presidente de la cámara baja, Paul Ryan, dijo que no quiere que el programa sea revocado, agregando que está a favor de una solución legislativa.
Sin embargo, no hay garantías de que el Capitolio pueda llegar a un acuerdo, dados sus problemas para aprobar leyes desde que asumió Trump y a su ya apretada agenda.
Los fiscales generales de diez estados gobernados por republicanos han llamado a la administración Trump a anular el programa.
Rechazo en Silicon Valley
La decisión abriría una grieta con algunos ejecutivos de Silicon Valley, que argumentan que los Dreamers son una parte vital de la economía.
La semana pasada, el grupo de lobby de tecnología, FWD.us -confundado por Mark Zuckerberg, CEO y fundador de Facebook- mandó una carta abierta a Trump, firmada por 384 líderes empresariales, incluyendo a Jeff Bezos de Amazon y Tim Cook de Apple.
No hay estadística sobre el número de Dreamers que trabajan en Silicon Valley, pero Cook tuiteó el domingo que Apple empleaba a 250. Las firmas de Silicon Valley temen que controles migratorios más estrictos impidan su acceso a los talentos. Según datos del gobierno, un 57% de los trabajadores de tecnología de Silicon Valley nacieron en el extranjero.