Por Charles Clover, Moscú
Vladimir Putin intentó aplacar el amplio enojo por la corrupción de la elite gobernante de Rusia al exigir una prohibición sobre los funcionarios que poseen activos financieros en el exterior o que evadan la ley al operar a través de paraísos fiscales foráneos.
En su discurso anual del estado de la nación, reprendió a los políticos de alto nivel y a los miembros civiles reunidos en el Kremlin, muchos de los cuales se verían directamente afectados por las medidas.
Los frenos deberían aplicarse a todos los principales legisladores, incluyendo el presidente, el primer ministro y sus familias, dijo Putin. El capital ha estado abandonando Rusia a una tasa de US$ 80 mil millones por año. La iniciativa daría un estímulo a las finanzas estatales de Rusia, pero también podría ayudar a disipar una profunda desconfianza pública en las autoridades.
“¿Qué tipo de confianza uno puede tener en un funcionario civil o político que habla fuerte sobre la grandeza de Rusia, pero que trata de colocar su dinero en el exterior?”, preguntó el presidente ruso.
Sin embargo, las medidas fueron recibidas con gran entusiasmo por sonrientes miembros de la elite reunidos en el Kremlin, incluso cuando Putin los sermoneaba. “No aplaudan todavía. Podría no gustarles esto”, bromeó en un momento.
“La responsabilidad por el país no se forma con consignas y discursos, sino cuando la gente ve que el gobierno es transparente”, afirmó. “El Estado no se puede convertir en una casta aislada”.
Las propuestas de Putin, actualmente en el parlamento, obligarían a las autoridades a declarar sus propiedades extranjeras y a aclarar la fuente de los ingresos usados para comprarlas. “Si una persona ha elegido el servicio estatal, debe estar preparada para una limitación como ésta, para controles públicos”, aseguró.
La ley es similar a un decreto de 2009, que obligaba a los funcionarios a entregar declaraciones escritas de sus riquezas. Sin embargo, la ley resultó ser difícil de aplicar.