Ruth Jebet levantó los brazos en señal de triunfo en la línea de meta de la carrera de obstáculos de 3.000 metros femeninos en los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro. Otras competidoras apenas estaban redondeando la curva final. Había ganado la primera medalla de oro de los Juegos para Bahréin.
Su rendimiento impulsó al Reino del Golfo a un nivel más alto en el medallero que países mucho más grandes, como India, México y Vietnam.
El oro puede haber contado para Bahréin, pero Jebet, ahora de 21 años, nació en Kenia, el país que domina las carreras de largo rendimiento. A los 16 años, asumió la nacionalidad del Estado de Medio Oriente, lo que ayudó a financiar su educación y entrenamiento.
La historia de Jebet es similar a la búsqueda de talento en muchas otras industrias y profesiones. Otras organizaciones también buscan en el mundo a personas con habilidades extraordinarias.
La victoria de la atleta, sin embargo, generó controversia y las reglas pueden estar a punto de cambiar. Jebet dijo que las consideraciones financieras provocaron su traslado. “No tenía apoyo en Kenia”, le dijo a una agencia de noticias canadiense en agosto de 2016. “Hablamos con la federación de Bahréin y dijeron ‘puedes venir y pagaremos todo’”.
Bahréin no está solo en su estrategia. En Río, se decía que 30 corredores kenianos competían por naciones en las que no habían nacido. De los 39 atletas de Qatar, 23 nacieron en el extranjero, y muchos fueron persuadidos a trasladarse para recibir dinero y beneficios en Qatar. En 2000, según los informes, Qatar adquirió ocho levantadores de pesas búlgaros a cambio de la ciudadanía y pagos de US$ 1 millón.
El Reino Unido también recluta atletas nacidos en el extranjero. En los Juegos de Londres de 2012, su equipo de 542 competidores incluyó a 60 “británicos plásticos”, como los llamó un periódico del Reino Unido. EEUU, la nación dominante en la competencia olímpica, ofrece una visa especial para atraer atletas de clase mundial, describiéndolos como “extranjeros con habilidades extraordinarias”.
A las federaciones deportivas les queda la tarea de vigilar este comercio de talento internacional. Los países ricos con poco patrimonio deportivo parecen dispuestos a adquirir la gloria al naturalizar atletas de las naciones más pobres.
Algunos funcionarios, particularmente en África y en países en desarrollo, se quejan de que estas transferencias son prácticamente tráfico humano y ponen en riesgo los programas deportivos nacionales.
Como resultado, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), el organismo mundial de atletismo, congeló las “transferencias de lealtad” y estableció una comisión para examinar el problema.
Al explicar la decisión, el presidente de la IAAF, Sebastian Coe, observó: “En el período previo a los juegos de Río… cuando estábamos discutiendo las transferencias y lo que estaba en los libros, me hice la pregunta, ¿es esto normal? Creo que teníamos alrededor de 180 transferencias en el período previo a Río. En un día en particular, procesamos 20 o más”.
Sostiene que ha visto cada vez más “equipos que ganan competencias con pocos o en ocasiones ningún atleta nacional en el equipo”. Dado que hay “fuertes argumentos convincentes y disidentes en ambos lados”, decidió que era hora de debatir el tema.
Lord Coe entiende a aquellos que argumentan que, en un mundo interconectado, las barreras no deberían detener a las personas a que ejerzan sus talentos donde les conviene. También simpatiza con los organismos deportivos nacionales cuyos fondos dependen del éxito internacional: este dinero está en peligro si apoyan a los atletas sólo para ver a un país rico cosechar los beneficios. El mismo argumento actúa como un incentivo para los países ricos -especialmente aquellos con poca población o poca tradición deportiva- para continuar buscando talento furtivamente.
“No me sorprende que un país quiera mejorar su perfil global al ascender en el tablero de medallas; por lo tanto, es natural que tengan la tentación de encontrar los mejores atletas posibles”, dice Lord Coe.
La IAAF todavía tiene que proponer cómo abordará el enredo, pero Lord Coe dice que está dispuesto a endurecer las reglas de lealtad.
“Mi instinto es que debería haber credibilidad; que debemos adoptar la postura de que a menos que existan circunstancias excepcionales, un atleta que comienza con la camiseta de un país probablemente debería retirarse con la misma camiseta”.
La solución puede radicar en encontrar reglas que equilibren las necesidades de los atletas y las naciones. Sin embargo, otros cuerpos deportivos tal vez estén encaminándose en la dirección opuesta.
La FIFA se suma
En octubre, la FIFA, organismo rector del fútbol mundial, dijo que estaba considerando modificaciones para permitir a los jugadores cambiar de equipo nacional siempre y cuando sólo hayan jugado una o dos veces para una nación. Actualmente, los futbolistas no pueden cambiar de equipo después de haber jugado un solo partido internacional competitivo para una nación.
La propuesta fue planteada por Cabo Verde, la nación del archipiélago frente a la costa oeste de África. En el fútbol, los talentos africanos emigran temprano hacia los clubes europeos, lo que a menudo los lleva a representar al equipo nacional en el que está basado el club. Las naciones africanas esperan reclamar a sus emigrados.
La FIFA tiene varias opciones, incluyendo un plan de compensación para situaciones en las que un jugador se beneficia de la capacitación en una nación antes de emigrar a un país más rico. En lo que aparenta ser un enfoque matizado, la IAAF evaluará varias opciones para el atletismo, como limitar el número de transferencias permitidas, aplicar un período de espera antes de que se acepte un cambio de nacionalidad o establecer una edad mínima antes de la cual un atleta no puede cambiar de lealtad. Se dice que el Comité Olímpico Internacional, el organizador de los Juegos, está observando cuidadosamente estos desarrollos.
La FIFA aún está explorando “los detalles y la viabilidad de posibles enmiendas a las reglas de elegibilidad” y no se espera que emita recomendaciones hasta el próximo año. Victor Montagliani, el vicepresidente de la FIFA quien encabeza el comité que analiza los cambios, sugiere que la tarea se complica por un entorno en constante cambio: “han surgido varios problemas. El mundo está cambiando. La inmigración está cambiando”.
Los atletas como Jebet seguirán alcanzando la gloria deportiva. Lo que probablemente cambiará es el país que va a presumir de sus logros.