Por Gideon Rachman
En los años previos a la crisis financiera, un optimismo ilimitado era el marco estándar para el hombre de Davos. El Foro Económico Mundial era una celebración de la globalización y sus posibilidades. Pero la crisis financiera le puso fin a todo eso. Los últimos cuatro foros han sido sombríos, dominados por una sensación de que el capitalismo global está en crisis. Los delegados temían por todo, desde el euro hasta los bancos, la desigualdad y el desempleo.
Es posible, sin embargo, que -este año- la sensación de crisis se retire. El miedo a que el euro pueda colapsar en cosa de semanas -del que se habló abiertamente en 2012- se ha disipado, y con él también la mayor amenaza que rodeaba la economía mundial. Todavía habrá llamados serios, incluso urgentes, por reformas en Europa. Pero el pánico se ha ido.
Las nubes grises también se han alejado de las dos mayores economías en el mundo: Estados Unidos y China. La economía estadounidense está creciendo sobre 2% al año y el desempleo está cayendo. Sobre todo, hay mucha emoción por la posibilidad que el auge del gas shale podría llevar a la independencia energética.
Las expectativas para la economía china también se discutirán. Durante gran parte de 2012, prevalecieron las conversaciones sombrías, con la discusión centrándose en el impacto de los mayores sueldos y el descontento laboral al sur del país. Misterios y escándalos alrededor de la transición de liderazgo se sumaron a la sensación de incertidumbre. Pero ahora, Xi Jinping está instalado como el nuevo secretario general del partido y las últimas cifras muestran que la economía china sigue creciendo fuertemente.
La opinión sobre India ha seguido un ciclo similar e incluso las perspectivas para Japón son más interesantes, con el nuevo gobierno reformista de Shinzo Abe.
Las acciones han llegado a máximos en cinco años y los banqueros llegan tranquilos a Davos, sin mayores escándalos, colapsos o arrestos.
Probablemente todos estos factores significarán que este año el foro se enfocará, una vez más, tanto en las oportunidades como en las amenazas.
Entre los temas a discutir están el techo de la deuda en Estados Unidos, las elecciones italianas a fines de febrero, las tensiones entre China y sus vecinos, los conflictos en el Medio Oriente y los peligros del cambio climático.