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Mas, el campeón catalán que tiene el futuro de España en sus manos

Por: | Publicado: Lunes 1 de octubre de 2012 a las 05:00 hrs.
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Por David Gardner



Es raro, incluso en España, que el Parlamento discuta los por qué de la Guerra de Sucesión Española, comúnmente interpretada como una batalla por el equilibrio del poder a comienzos del siglo XVIII en Europa. No fue una guerra de secesión, dijeron la semana pasada los legisladores del gobierno español a su contraparte catalana, incluso si su conclusión es que Cataluña, habiendo apostado en el lado perdedor, fue despojada de sus atributos de auto-gobierno. La historia siempre está viva en España.

Artur Mas, el presidente de la Generalitat catalana, había dejado recién una reunión en Madrid con las manos vacías, fracasando en negociar un nuevo pacto fiscal con el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy. Inevitablemente, dijo, una “oportunidad histórica” para asegurar que Cataluña aún podría encajar dentro de una España plurinacional había sido derrochada.

De vuelta a su Parlamento en Barcelona, Mas convocó a una elección anticipada que seguramente se convertirá en una suerte de referendo sobre la secesión catalana de España y, en caso de que Madrid no ponga atención, Barcelona votó para hacer un plebiscito sobre el derecho de Cataluña a la autodeterminación. Una crisis constitucional con todas sus letras, en el que la sobrevivencia del Estado nación español dentro de sus actuales fronteras está en riesgo, ahora chocará de frente con las crisis de la eurozona y la fiscal. 
Los argumentos en esta disputa familiar ya están enredados y con frecuencia son tendenciosos pero, a medida que la política de identidad comienza a abrumar los debates razonados, se vuelven viscerales. Mas, hasta ahora, parecía ser un nacionalista ortodoxo de la coalición Convergència i Unió, la encarnación de la burguesía catalana y sus tradicionales valores mercantiles. CiU ha dominado Cataluña desde que la autonomía se restauró después del fin de la dictadura de Franco, y es famoso en la política catalana por su ambigüedad filosófica sobre la independencia, y en el escenario español por su ambidestreza política, aliándose esporádicamente con la izquierda y la derecha en Madrid.



La tercera es la vencida


Mas llegó al poder en 2010, como Rajoy, en su tercer intento. De antecedentes tecnócratas, fue elegido tras prometer un mejor acuerdo presupuestario con Madrid. En esencia, el gobierno catalán quiere el derecho a recaudar sus propios impuestos, algo que los vascos ya hacen. Con la autonomía fiscal en el corazón del autogobierno, los vascos han transformado su anticuada economía en un baluarte de la ingeniería que ahora es la región más próspera de España. Cataluña, en cambio, ha caído en el ranking de riqueza.

Con una economía del tamaño de Portugal, Cataluña tiene la mayor deuda de todas las regiones. Los funcionarios y economistas catalanes señalan que sería solvente si tuviera un acuerdo similar al País Vasco, que transfiere diez veces menos per cápita al fondo fiscal central que ellos. Señalan que Cataluña entrega a Madrid unos 18.000 millones de euros anuales, o un 9% del PIB, una cantidad que excede la demanda de transferencia equitativa a regiones más pobres, que muchos sistemas federales limitan a la mitad de dicho nivel. Mas se halla como mendigo pidiendo un rescate de 5.000 millones de euros a Rajoy. Si sólo se tratara de dinero, el líder catalán luciría un poco tonto.

Sin embargo, el sentimiento separatista comenzó mucho antes del inicio de la crisis financiera. El clamor de independencia se volvió común luego que las mejoras a la autonomía catalana, lanzadas por el gobierno regional socialista en 2006 y respaldadas por los Parlamentos de Cataluña y España, fueran rechazadas por tribunales en Madrid. La estrategia del pacto fiscal de Mas, que el gobierno de centro derecha de Rajoy jamás iba a tolerar, ahora parece un trampolín táctico hacia un mayor movimiento de soberanía.

Un devoto católico austero y disciplinado, Mas fue educado en el Liceo Francés en Barcelona, lo que le permitió degustar la poesía simbolista, antes de estudiar economía. No tiene el pedrigrí anti-franquista y sólo se unió a CiU en 1987, pero rápidamente se convirtió en el heredero de Jordi Pujol, que gobernó la Generalitat de 1980 a 2003. Pujol encarnó el catalanismo, que, a diferencia del separatismo, buscó construir sobre la cultura, el lenguaje y la identidad histórica de Cataluña dentro de los confines del Estado español.

“Mas siempre quiso la independencia, pero la decisión del tribunal de dejar la palabra ‘nación’ fuera del estatuto fue la gota que colmó el vaso”, dijo el economista Edward Hugh. “La propuesta de pacto fiscal fue realmente la única manera de tener secciones más amplias de la sociedad catalana que estaban detrás de él. Luego vino la demostración (Diada) y el descubrimiento de largas secciones cruzadas de la sociedad no estaban detrás de él, estaban delante de él. Creo que a ese punto él hizo un salto, ve la historia frente a él, y quiere tratar de agarrarla”.

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