Por John Paul Rathborne
En 1990, Alemania derrotó a Argentina en la final del Mundial de Fútbol. Europa estaba ascenso, mientras América Latina parecía una zona estancada financiera, geopolítica e incluso deportivamente.
Qué equivocada percepción. A miles de kilómetros del Estadio Olímpico de Roma ya germinaban las semillas de cambio. Desde aquel momento, el MSCI Index de las acciones latinoamericanas han sumado casi 1.400%, el doble del MSCI mundial.
En 20 años, los sistemas bancarios de la región se han fortalecido, el mercado de bonos se ha profundizado, las bolsas se han expandido (el Bovespa, la bolsa brasileña, es ahora la tercera más grande del mundo) y los fondos de pensiones han crecido. La prueba es que la región ha sorteado relativamente bien la crisis global.
Si los mercados de capitales de América Latina están bien es gracias a factores como una mejor política económica, regulación financiera y auge económico. El FMI calcula que la región crecerá 3% en 2012 y un promedio de 4% hasta 2017.
Sin embargo, la complacencia es el mayor riesgo. Un informe de este año del Banco Mundial titulado “El camino por delante” advierte que “en muchos aspectos la industria de servicios financieros de la región está subdesarrollada en comparación internacional”.
Los activos financieros de la región llegaron en 2009 a 125% del PIB, un tercio más que diez años antes, pero aún por debajo de los niveles de China, Asia e India y las economías en desarrollo, aunque a la par de Europa Central.
Las razones son diversas. Por un lado las bolsas sufren de falta de liquidez y están altamente concentradas. Y aunque ha habido un auge del consumo, el crédito hipotecario y para las PYME es insuficiente.
Hay varias razones para esto, algunas estructurales: los derechos de propiedad y la recuperación del crédito con frecuencia son difíciles de hacer cumplir, lo que limita los préstamos. La falta de competencia podría ser otro factor.
La mayor razón para el subdesarrollo del mercado de capitales, según el Banco Mundial, podría ser un reflejo del turbulento pasado financiero de América Latina, cuando sufrió más crisis financieras, con más frecuencia, que cualquier otra región.
A medida que se dé vuelta esa página en la mayoría de los países, también habrá un cambio para su mercado de capitales.
Una señal esperanzadora es la integración de los mercados bursátiles de Chile, Colombia y Perú, que apunta a crear un mayor acceso a mercado.
Incluso en los buenos tiempos, siempre hay más trabajo para hacer.