La administración de Donald Trump en Estados Unidos ha llegado a lo que podría ser su momento de la verdad, al igual que para los mercados de capitales del mundo. La semana pasada, la Casa Blanca finalmente anunció su esperada propuesta para reducir los impuestos en el país. Es poco más que una apuesta inicial, que ahora enfrenta meses de debate en el Congreso antes de poder convertirse en ley, pero ha remecido a los mercados.
Casi todo el año pasado, el precio de los fondos en todo el mundo sugería que los inversionistas le tenían miedo a un gobierno de Trump. La perspectiva de proteccionismo y los ataques a Wall Street no gustaban, en comparación con la posibilidad de una continuidad del status quo bajo Hillary Clinton, que había sido muy amable con los mercados. Pero una vez que Donald Trump logró su sorpresiva victoria, además de las victorias republicanas en ambas cámaras del Congreso, se cayó en cuenta de que esto podría traer grandes recortes de impuestos y un alza del gasto en infraestructura, exactamente el estímulo fiscal que muchos habían querido.
Brevemente, los rendimientos de los bonos aumentaron a la par del dólar. Las monedas de los mercados emergentes, en particular, estuvieron bajo presión, mientras que las acciones estadounidenses disfrutaron un nuevo impulso. Los inversionistas al fin creían en la narrativa de la reflación: la economía crecería, la política fiscal se relajaría mientras que la monetaria se endurecería y el mundo volvería a la normalidad.
Desde entonces, a medida que Trump se ha tropezado, la mayor parte de ese optimismo se ha desvanecido. El dólar ha caído, mientras que los rendimientos de los bonos bajaron, revirtiendo la creencia en la reflación, pero también ayudando a los emergentes antes estresados.
Las acciones, impulsadas por las fuertes ganancias y el dólar débil, han sabido prosperar, pero eso ha escondido la tendencia de las acciones de alta tasa tributaria, que se beneficiarían de una rebaja en los impuestos, de tener un desempeño más bajo. Para principios de este mes, el juicio colectivo de los mercados era que la oportunidad de una rebaja tributaria significativa este año era cercana a cero.
Momento crucial
Si Trump logra hacer algo, tendrá mucho que mostrar a su base y su capital político podría renovarse. Si no, se volvería mucho más débil. Este podría ser un momento crucial para él.
En cuanto a los mercados, también es potencialmente un punto de quiebre. La semana pasada, el índice del dólar subió más allá del promedio de movimiento de 50 días, una medida de la tendencia de corto plazo, por primera vez en casi seis meses. Los rendimientos de los bonos a diez años volvieron a subir más allá de 2,3% y las acciones menores, que se beneficiarían más de la expansión económica, están en niveles récord. Las empresas que pagan más impuestos han tenido un mejor desempeño.
Esto muestra que los mercados están comenzando a pasar a precios la posibilidad de un recorte nuevamente. ¿Qué impacto tendrá? Una rebaja de impuestos corporativos, al aumentar la proporción de ganancias que van a los accionistas, debería impulsar directamente los precios de las acciones. Sería bueno para los títulos. Más allá de eso, las medidas para empujar a las empresas a repatriar sus activos que están en el extranjero también podrían impulsar al dólar y ayudarían a la bolsa porque mucho de ese efectivo probablemente llegaría a los inversionistas.
Y cualquier cosa que inyecte estímulos debería impulsar las expectativas futuras para las tasas de interés. La Reserva Federal ha persuadido a los inversionistas de que en serio busca aumentar sus tasas de referencia este año, a pesar de la lenta inflación de los salarios. Un gran estímulo fiscal aumentaría las expectativas para tres o cuatro alzas el próximo año, lo que llevaría al dólar y a los rendimientos de los bonos mucho más arriba. A medida que suben las tasas de EEUU, se vuelve más atractivo para los extranjeros dejar su dinero en el país.
Mercados emergentes
Pero EEUU no es un vacío. Los mercados emergentes podrían sufrir con un dólar fuerte.
En su propio hemisferio, Brasil y México han experimentado una recuperación de sus divisas, a pesar de los escándalos en el primero y los desastres naturales en el segundo. Ambos eligen a nuevos presidentes el próximo año y las carreras parecen estar abiertas, así que la posibilidad de una nueva alza en sus monedas también es real. Asia también se ha beneficiado de un dólar más débil y vería más dificultades.
Y las tasas más altas y un dólar fuerte podría traer impactos seriamente negativos a la economía de EEUU. Mientras los efectos de mediano plazo son bastante positivos para las acciones, los de más largo plazo podrían ser más problemáticos. Distribuir activos sería mucho más difícil.
Encima de todo esto, está el problema de sopesar las probabilidades políticas. Por muy divididos que estén los republicanos en el Congreso, pueden virtualmente acordar que las rebajas tributarias son algo bueno, si todo se mantiene igual. La reputación del Congreso es muy baja. Una encuesta de Gallup en junio reveló que es la institución menos confiable para los estadounidenses, con una confianza de 12%. En tanto, los republicanos son culpados por hacer un desastre en los primeros ocho meses de control y haber fallado hasta ahora en sus promesas al electorado. Los incentivos para que logren un acuerdo significativo sobre los impuestos son gigantescos.
El debate tributario en EEUU es crucial para todos.