Por B. McLannahan y M. Dickie/S. Rabinovitch, Tokio/Beijing
Japón ha entrado a su quinta recesión en quince años, a sólo días de la elección del 16 de diciembre que se espera que saque al Partido Democrático (PD) y al primer ministro Yoshihiko Noda del poder.
Shinzo Abe, líder del partido opositor Liberal Democrático, ha atacado al PD y al banco central por no alentar la demanda en una economía que se ha contraído en tres de los últimos cuatro años, mientras pedían un mayor estímulo fiscal y flexibilidad monetaria “ilimitada”.
Datos del gobierno mostraron ayer que el Producto Interno Bruto se contrajo a una tasa anual de 3,5% en los tres meses a septiembre, con lo que el país se unió a Italia y España en recesión. El gobierno también revisó a la baja su estimación del PIB en el cuarto trimestre, diciendo que la economía se contrajo 0,1% anual.
Incluso con un apoyo fiscal y monetario, la economía podría seguir luchando en medio de la incertidumbre por la demanda externa, alzas limitadas en los sueldos y un estrecho mercado laboral.
Otras cifras gubernamentales revelaron que la confianza de los hogares cayó a su menor nivel en once meses. “Esperamos que la economía de Japón continúe sin fuerzas debido a débiles exportaciones y a una estancada demanda doméstica”, dijo Takeshi Yamaguchi, economista de Morgan Stanley MUFG Securities.
La economía china también ha enfrentado problemas globales, ya que las exportaciones se ralentizaron bruscamente en noviembre y el país registró su menor superávit comercial en cinco meses. “Las mediocres exportaciones representan el mayor riesgo para la actual recuperación de China”, comentó Ma Xiaoping, economista de HSBC.
Sin embargo, las mayores ventas de autos en China dieron buenas noticias, ya que los fabricantes de autos japoneses parecieron estar recuperándose luego de una brusca caída relacionada con una disputa territorial que estalló en septiembre. La gente destrozó las concesionarias y autos de marcas japonesas en el mayor mercado de autos en el mundo.
Mientras las cifras económicas japonesas son a menudo corregidas a la baja considerablemente meses después de ser publicadas, la última revisión destaca la dificultad de alcanzar un crecimiento sostenido después de la crisis financiera de 2008 y el terremoto y tsunami en marzo de 2011.
Abe, quien ha hecho de la reactivación una pieza central de su campaña, argumenta que una política monetaria más agresiva y un robusto aumento en el gasto en infraestructura financiado con deuda terminarían con la suave deflación que muchos economistas dicen que ha restringido el crecimiento japonés desde los ‘90.
Noda ha retratado esas propuestas como un asalto potencialmente peligroso sobre la independencia del banco central y un regreso a las políticas de construcción derrochadoras que han ayudado a cargarle al Estado una deuda neta de más del doble del PIB.