Por Michiyo Nakamoto, Tokio
En una fría tarde en Tokio, Shinzo Abe, el hombre en posición de ventaja para convertirse en primer ministro japonés en dos semanas, está encendiendo a los votantes afuera de la principal estación de tren en el distrito residencial de Nakano.
“¿Qué ha pasado en los últimos tres años? El presidente de Rusia desembarcó en las islas Kurile, mientras que el presidente de Corea del Sur desembarcó en Takeshima”, dice Abe, refiriéndose a las disputadas islas controladas por Moscú y Seúl. “Y buques chinos se han metido en las aguas territorailes japonesas muchas veces”.
Al instar a la multitud a destituir al gobernante Partido Democrático, alegando que son incapaces de proteger Japón, Abe declara: “Este tipo de cosas nunca pasaron mientras el Partido Liberal Democrático (PLD) lideró el gobierno”.
La retórica del ex primer ministro nacionalista es recibida con fuertes ovaciones de la multitud, algunos de ellos agitando la bandera japonesa, una muestra inusual de patriotismo en un país donde esa actividad normalmente es reservada para los eventos deportivos.
Pero en momentos en que Japón enfrenta una competencia económica más fuerte por parte de sus vecinos -y sufriendo por la caída en las exportaciones a China por la disputa de las Senkaku- el duro discurso del líder del PLD está convenciendo a la gente.
“Él daría su vida para salvar a Japón”, dice una fan de 75 años, quien cree que Abe es incorruptible. “Él no puede ser comprado con dinero, así que eso lo hace fuerte”.
Si el PLD gana la elección del 16 de diciembre, Abe volverá al poder mientras Japón discute con China y Corea del Sur y sufre las consecuencias económicas.
En septiembre, los disturbios se esparcieron por China luego de que Japón nacionalizara tres de las Islas Senkaku, que China llama las Diaoyu, que controla en el Mar Oriental de China. Las exportaciones japonesas en octubre cayeron 12% frente al año anterior, en parte por boicots sobre los productos japoneses.
Las fricciones con Corea del Sur también aumentaron tras la visita del presidente Lee Myung-bak a Takeshima, una isla controlada por Corea del Sur que Seúl llama Dokdo.
Abe, de 58 años y quien renunció como primer ministro después de sólo un año por razones de salud en 2007, pero dice que ahora está bien, está puliendo sus credenciales como un líder fuerte al dar un duro discurso contra los vecinos de Japón.
El PLD gobernó Japón durante gran parte de la historia post guerra, pero fue sacado en 2009 luego de que los demócratas lograran una victoria aplastante. Los votantes estaban hartos de los escándalos del partido y de su puerta giratoria de primeros ministros. Pero al Partido Democrático le ha ido igual de mal. Incluyendo a Abe, Japón ha tenido seis primeros ministros en cinco años, tres de cada partido principal. Luego de tres años de caos política desde que el Partido Democrático llegó al poder prometiendo un nuevo comienzo, es el turno del PLD de hablar de cambio.