La esperanza de un acuerdo entre el Reino Unido y la Unión Europea sobre el presupuesto de 1 billón de euros del bloque para el período 2014-2020 toma forma, a pesar de las quejas de otros países.
El cauteloso optimismo representa un cambio: el primer ministro británico David Cameron era considerado el mayor obstáculo al acuerdo.
El cambio de ánimo se refleja en la recepción que funcionarios británicos dieron a la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy. El borrador fija un presupuesto de 940.000 millones de euros, más que los 886.000 millones de euros exigidos por Cameron, pero que aún así permitirá al primer ministro decirle a la opinión pública que logró un recorte de gasto. “Sentimos que Cameron logró lo que quería”, afirmó un funcionario de la UE.
Para cerrar el acuerdo, Van Rompuy podría haber renunciado a su idea de reducir el reembolso británico.
Cameron dijo ayer a legisladores que no permitirá que se toque el reembolso. Además acusó a su antecesor laborista Tony Blair de haberlo reducido a la mitad en 2005.
El líder discutió con Van Rompuy el martes y Downing Street señaló que Cameron planea un enfoque “constructivo” en la cumbre.
Un indicador más certero de la posición londinense se verá esta mañana, cuando Cameron se reúna a puertas cerradas con Van Rompuy para un encuentro “confesional” de diez minutos.
Estos encuentros privados con cada uno de los jefes de los 27 gobiernos de la UE son previos a negociaciones que podrían fracasar rápidamente o prolongarse durante el fin de semana.
El último gesto hacia Londres ha incrementado las tensiones con otros Estados miembros. Los franceses estaban “exasperados” por recortes a los subsidios agrícolas y los italianos amenazan con usar el veto, según un diplomático.
Van Rompuy también enfrenta peticiones de reembolsos de Dinamarca y Austria, y quejas de países de Europa del este, ofendidos por su parte de los fondos de desarrollo.